Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) han intrigado a la humanidad durante siglos, generando un amplio debate sobre su naturaleza y significado. ¿Son vislumbres del más allá, simples alucinaciones o fenómenos neurobiológicos complejos? Recientemente, un nuevo modelo neurocientífico, conocido como NEPTUNE (Neurophysiological Evolutionary Psychological Theory Understanding Near-death Experience), ha surgido para ofrecer una comprensión más profunda de estas enigmáticas experiencias.
El modelo NEPTUNE, desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Lieja, Bélgica, propone que las ECM son el resultado de una combinación de factores fisiológicos, neuroquímicos y psicológicos, influenciados por el entorno y la evolución. Aunque no abarca todas las facetas de una ECM, proporciona un marco integral para entender los mecanismos subyacentes.
En el corazón del modelo se encuentran tres desencadenantes fisiológicos principales: la privación de oxígeno (hipoxia), el aumento de los niveles de dióxido de carbono (hipercapnia) y la alteración del metabolismo energético cerebral. Estos factores son comunes en situaciones de peligro de vida, como el paro cardíaco, y pueden desencadenar una serie de eventos neurobiológicos que conducen a la experiencia subjetiva de una ECM. Por ejemplo, la hipoxia puede afectar el flujo sanguíneo cerebral y la actividad de los neurotransmisores, impactando regiones cerebrales críticas involucradas en la percepción, la emoción y la autoconciencia.
La hipoxia, en particular, se ha asociado con el lóbulo temporal, una región del cerebro relacionada con la memoria, la emoción y las experiencias religiosas. Por otro lado, la hipercapnia se ha vinculado a experiencias más intensas de ECM, como la revisión de la vida y encuentros con una luz brillante. Además de estos factores fisiológicos, el modelo NEPTUNE destaca el papel de diversos neurotransmisores y redes neuronales en la configuración de la experiencia de la ECM. La liberación de serotonina, endorfinas, dopamina y noradrenalina contribuye a los sentimientos de euforia y trascendencia que a menudo se reportan durante estas experiencias.
Otro aspecto relevante del modelo es la activación de la red neuronal por defecto (RND), que está asociada con el pensamiento autorreferencial y la imaginación. Esta red puede desempeñar un papel en las experiencias disociativas y fuera del cuerpo que caracterizan algunas ECM. Además, NEPTUNE sugiere que factores psicológicos y ambientales también influyen en la probabilidad y naturaleza de las ECM. Por ejemplo, las intrusiones del sueño REM y las tendencias disociativas pueden predisponer a las personas a experimentar ECM en situaciones de peligro mortal. El entorno en el que ocurre la ECM, como un hospital, también puede afectar la experiencia subjetiva.
Una de las contribuciones más intrigantes del modelo NEPTUNE es su perspectiva evolutiva. Los investigadores sugieren que las ECM pueden haber evolucionado a partir de un antiguo mecanismo de supervivencia conocido como tanatosis, que es el acto de hacerse el muerto para evitar la depredación. En los humanos, este mecanismo podría haber sido transformado por el lenguaje y la conciencia, dando lugar a las ricas experiencias perceptivas que caracterizan las ECM.
Las implicaciones clínicas del modelo NEPTUNE son significativas. Al proporcionar una comprensión más completa de los mecanismos biológicos detrás de las ECM, se puede ayudar a reducir el estigma y la ansiedad asociados con estas experiencias. Además, puede impulsar el desarrollo de intervenciones terapéuticas para aquellos que experimentan angustia psicológica tras una ECM. El modelo también ofrece hipótesis comprobables para futuras investigaciones, como estudios de resonancia magnética funcional durante un paro cardíaco y la modulación farmacológica de los receptores de serotonina.
En resumen, el modelo NEPTUNE representa un avance significativo en la comprensión de las experiencias cercanas a la muerte, integrando múltiples disciplinas para ofrecer una visión más clara de estos fenómenos complejos. A medida que la investigación avanza, se espera que se arrojen más luces sobre el misterio de lo que ocurre en el cerebro durante estos momentos críticos de la vida.