Un reciente estudio ha desatado un intenso debate en la comunidad científica sobre la existencia de una supuesta «ciudad subterránea» bajo las icónicas Pirámides de Giza. Investigadores de Italia y Escocia, liderados por Corrado Malanga y Filippo Biondi, han utilizado tecnología avanzada de radar para afirmar que han detectado un complejo de estructuras ocultas a profundidades significativas. Sin embargo, estas afirmaciones han sido recibidas con escepticismo por parte de muchos expertos en egiptología.
La investigación se basa en el uso de Radar de Apertura Sintética (SAR), una técnica que combina datos de radar satelital con vibraciones sísmicas para crear imágenes tridimensionales del subsuelo. Según los investigadores, el complejo subterráneo se extendería por casi 2 kilómetros y contendría varias estructuras verticales, caminos en espiral y cámaras de gran tamaño. Se ha sugerido que este hallazgo podría incluir la legendaria Sala de los Registros, un concepto presente en el folclore egipcio que se cree alberga conocimientos ancestrales.
Los investigadores han presentado modelos 3D preliminares de lo que creen que yace oculto bajo las pirámides, y planean realizar más estudios para confirmar la naturaleza de estas formaciones. Si se validan, estas afirmaciones podrían cambiar drásticamente la comprensión de la civilización egipcia y el propósito de las pirámides, que tradicionalmente se han considerado tumbas reales.
Sin embargo, la comunidad científica ha reaccionado con escepticismo. Zahi Hawass, un renombrado egiptólogo, ha calificado las afirmaciones de «noticias falsas», argumentando que carecen de pruebas científicas y contradicen décadas de investigación en la meseta de Giza. Otros expertos, como Lawrence Conyers, han expresado dudas sobre la capacidad del radar para penetrar a las profundidades mencionadas, sugiriendo que, aunque podrían existir estructuras menores, la idea de una ciudad subterránea es una exageración.
La falta de revisión por pares del estudio ha sido un punto crítico en la discusión. Muchos expertos han señalado que la única forma de verificar estas afirmaciones sería a través de excavaciones arqueológicas, un proceso que puede ser complicado debido a la regulación de la zona.
Este no es el primer caso de afirmaciones sobre estructuras ocultas en Giza. Entre 2019 y 2023, un equipo de arqueólogos japonés-egipcio realizó estudios geofísicos en un área al oeste de la Gran Pirámide, identificando una anomalía que podría ser una entrada a otra estructura más profunda. Sin embargo, al igual que con el estudio actual, la confirmación de estas estructuras requeriría excavaciones.
El debate sobre la existencia de una ciudad subterránea en Giza pone de manifiesto la tensión entre la innovación tecnológica y la investigación arqueológica tradicional. Mientras que las nuevas tecnologías ofrecen la posibilidad de descubrir secretos ocultos, la validación de estos hallazgos sigue siendo un desafío. La comunidad científica continúa dividida, y el futuro de estas afirmaciones dependerá de la capacidad de los investigadores para proporcionar evidencia concreta y verificable.