El líder del partido Vox, Santiago Abascal, ha intensificado su confrontación con el eurodiputado Alvise Pérez, conocido por su papel en el movimiento SALF (Se Acabó la Fiesta). En un reciente video, Abascal no dudó en calificar a Pérez como «fake» y expresó su pena hacia los votantes que apoyan al eurodiputado, afirmando: «Pobre gente, la que ha confiado en algo así». Estas declaraciones marcan la segunda vez que Abascal arremete públicamente contra Pérez, quien ha ganado notoriedad en el ámbito político en un corto período de tiempo.
La respuesta de Alvise Pérez fue notablemente fría. A través de sus canales de Telegram, el político optó por no entrar en la confrontación directa y en su lugar, desvió la atención hacia lo que considera las prioridades equivocadas de Abascal. «Si en 35 años comiendo de la política, Santiago Abascal prefiere atacarme a mí antes que a Pedro Sánchez o al Biden español que es Feijóo, él sabrá», comentó Pérez, sugiriendo que el líder de Vox debería enfocarse en otros temas más relevantes.
Este intercambio verbal entre Abascal y Pérez se produce en un contexto de creciente competencia por el espacio político de la ultraderecha en España. Mientras Abascal se centra en cuestionar la legitimidad de Pérez, este último responde destacando su labor de denuncia y su enfoque en abrir causas de corrupción contra el gobierno actual. Analistas políticos sugieren que este cruce de palabras refleja la preocupación de Vox ante el posible crecimiento de SALF como una alternativa viable en el espectro conservador.
A pesar de que SALF tuvo un inicio prometedor, especialmente tras las elecciones europeas, las encuestas actuales indican que el partido apenas alcanzaría entre el 2% y el 3% de los votos. En contraste, Vox mantiene una intención de voto que oscila entre el 13% y el 15%, lo que sugiere que, aunque la competencia es palpable, Abascal aún cuenta con un respaldo significativo entre los votantes de la derecha.
La tensión entre ambos políticos no solo refleja una lucha por el poder dentro de la ultraderecha, sino que también pone de manifiesto las divisiones internas que pueden surgir en un panorama político cada vez más fragmentado. La estrategia de Abascal parece estar dirigida a consolidar su posición como el líder indiscutible de la derecha española, mientras que Pérez, por su parte, intenta posicionarse como una alternativa fresca y disruptiva.
El enfrentamiento ha captado la atención de los medios y de los analistas, quienes ven en esta disputa un indicativo de las dinámicas cambiantes dentro de la política española. La forma en que ambos líderes manejan esta confrontación podría tener repercusiones significativas en sus respectivas bases de apoyo y en el futuro de sus partidos.
En este contexto, la figura de Alvise Pérez ha comenzado a resonar entre ciertos sectores de la población que buscan un cambio en la narrativa política tradicional. Su enfoque en la denuncia de la corrupción y su estilo provocador han atraído a un público que se siente desilusionado con las opciones políticas convencionales. Por otro lado, Abascal, con su retórica más establecida y su experiencia en la política, busca reafirmar su liderazgo y evitar que surjan nuevos competidores que puedan dividir su base electoral.
El futuro de esta confrontación es incierto, pero lo que es claro es que la lucha por el dominio en la ultraderecha española está lejos de resolverse. Con cada ataque y cada respuesta, ambos líderes están moldeando no solo sus propias trayectorias políticas, sino también el paisaje político más amplio de España. La evolución de esta rivalidad será un tema a seguir de cerca en los próximos meses, especialmente a medida que se acerquen las elecciones y las dinámicas de poder continúen cambiando.