Durante décadas, el azúcar ha sido objeto de controversia en el ámbito de la salud. Desde ser considerado un enemigo público hasta ser defendido como un componente esencial en la dieta, su percepción ha cambiado drásticamente. En este artículo, exploraremos la perspectiva del endocrinólogo Víctor Bravo, quien propone un enfoque más equilibrado y consciente sobre el consumo de azúcar y su relación con la salud.
### La Evolución de la Percepción del Azúcar
En los años 80, la grasa era vista como la principal culpable de las enfermedades cardiovasculares, lo que llevó a la popularidad de dietas bajas en grasa. Sin embargo, con el tiempo, la atención se ha desplazado hacia los carbohidratos, especialmente el azúcar. Este cambio de enfoque ha llevado a que el azúcar sea demonizado, asociándolo con la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros problemas de salud. Sin embargo, Víctor Bravo argumenta que esta visión es simplista y que el problema no radica únicamente en el azúcar, sino en un conjunto de factores que incluyen el estilo de vida, la actividad física y la relación emocional con la comida.
Bravo, en su libro «Maldito azúcar», desmantela muchos de los mitos que rodean al azúcar y su impacto en el peso. Según él, el azúcar por sí solo no engorda; lo que realmente contribuye al aumento de peso es el sedentarismo, la pérdida de masa muscular y el consumo excesivo de productos ultraprocesados. En lugar de demonizar un solo nutriente, Bravo aboga por un enfoque más holístico que considere la calidad de la alimentación y los hábitos de vida.
### Hábitos Sostenibles en Lugar de Prohibiciones
Una de las principales propuestas de Bravo es la creación de hábitos sostenibles en lugar de seguir dietas restrictivas. La prohibición de ciertos alimentos, como los dulces, puede llevar a un deseo aún mayor por ellos, un fenómeno conocido como reactancia psicológica. En lugar de prohibir, Bravo sugiere reeducar la relación con la comida, aprendiendo a disfrutar de los alimentos sin culpa y a gestionar las emociones que a menudo nos llevan a comer en exceso.
El endocrinólogo enfatiza que no se trata de eliminar el azúcar por completo, sino de aprender a consumirlo de manera consciente. Esto implica leer las etiquetas de los productos, ya que muchos alimentos procesados contienen azúcares ocultos bajo diferentes nombres, como jarabe de maíz o maltodextrina. Además, los productos etiquetados como «light» o «sin azúcar» a menudo contienen edulcorantes que pueden no ser más saludables que el azúcar en sí.
Bravo también destaca la importancia de la actividad física y el ejercicio adaptado a cada persona. Un estilo de vida activo no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también mejora la salud metabólica y la regulación de la glucosa en el cuerpo. La clave está en encontrar un equilibrio que funcione para cada individuo, en lugar de seguir modas dietéticas temporales.
### El Contexto Importa: Azúcar y Metabolismo
La relación entre el azúcar y el metabolismo es compleja y depende de varios factores, como el nivel de actividad física y la composición corporal. Por ejemplo, un atleta que consume azúcar durante un evento deportivo no experimentará los mismos efectos que una persona sedentaria con sobrepeso. En el caso de los atletas, el azúcar puede ser una fuente rápida de energía que no contribuye al aumento de peso, mientras que en personas con un estilo de vida sedentario, el consumo excesivo de azúcar puede llevar a problemas de salud.
Bravo señala que el verdadero problema radica en la falta de actividad física y el exceso de grasa corporal, no en el azúcar en sí. La insulina, una hormona clave en la regulación del azúcar en sangre, puede volverse ineficaz en personas con obesidad y sedentarismo, lo que lleva a la diabetes tipo 2. Por lo tanto, es fundamental abordar estos factores subyacentes en lugar de centrarse únicamente en el azúcar.
### Estrategias para Reducir el Azúcar sin Restricciones Extremas
Para aquellos que desean reducir su consumo de azúcar, Bravo sugiere comenzar con pequeños cambios en los hábitos diarios. En lugar de enfocarse en eliminar el azúcar, es más efectivo identificar un hábito sencillo que se pueda modificar sin causar estrés. Esto podría incluir aumentar la actividad física, optar por alimentos menos procesados o aprender a leer etiquetas de manera más crítica.
La metodología SMART, que implica establecer objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un límite de tiempo, puede ser útil para implementar cambios sostenibles. Por ejemplo, comprometerse a hacer ejercicio dos veces por semana durante media hora puede ser un primer paso efectivo.
En resumen, la clave para una alimentación saludable no radica en la eliminación de un solo nutriente, sino en la creación de hábitos que promuevan un estilo de vida equilibrado y consciente. La educación sobre la alimentación, la actividad física regular y la gestión emocional son componentes esenciales para lograr una salud óptima y un peso saludable a largo plazo.