La alimentación es un tema que ha cobrado gran relevancia en la sociedad actual, donde la presión por mantener un cuerpo ideal y seguir dietas restrictivas se ha vuelto una constante. Sin embargo, la nutricionista Sofía Giaquinta, autora del libro «Nutrición sin miedo», propone un enfoque diferente que busca liberar a las personas de la culpa y la ansiedad que a menudo acompañan la relación con la comida. En este artículo, exploraremos las ideas clave que Giaquinta comparte sobre cómo podemos alimentarnos de manera más saludable y consciente.
### La Cultura de la Dieta y sus Consecuencias
Giaquinta señala que vivimos en una cultura que ha convertido la comida en un asunto moral, donde se imponen normas rígidas y juicios sobre lo que se debe o no comer. Esta presión social genera miedo, no solo a comer «mal», sino también a las consecuencias que esto puede acarrear en términos de imagen y aceptación social. La nutricionista enfatiza que el miedo no proviene del alimento en sí, sino de las expectativas y estándares que la sociedad ha establecido.
Uno de los mitos más perjudiciales que persiste en nuestra cultura es la idea de que el peso corporal es un indicador directo de salud. Esta creencia, según Giaquinta, no solo es científicamente incorrecta, sino que también perpetúa la gordofobia y estigmatiza a aquellos que no se ajustan a los estándares de belleza convencionales. La nutricionista aboga por una visión más holística de la salud, que considere factores sociales, económicos y psicológicos que influyen en el bienestar general de una persona.
La autora también critica la normalización de la fiscalización sobre las decisiones alimentarias ajenas. Esta tendencia a opinar sobre lo que otros comen puede tener consecuencias graves, ya que ignora la diversidad corporal y las historias individuales de cada persona. Giaquinta sostiene que comer no debería ser un acto vigilado, sino un derecho cotidiano que se vive con disfrute y autonomía.
### La Relación Emocional con la Comida
La relación emocional que tenemos con la comida es fundamental para nuestro bienestar general. Giaquinta destaca que la alimentación no es solo un proceso fisiológico, sino que también está ligada a vínculos, memorias, identidades y placeres. Por lo tanto, es crucial poder experimentar todas estas dimensiones sin culpa. Negar o patologizar la dimensión emocional de la comida solo perpetúa una relación dañina con la alimentación.
La nutricionista también se opone a las dietas restrictivas que eliminan grupos enteros de alimentos. Estas prácticas, según ella, no solo son insostenibles a largo plazo, sino que pueden llevar a déficits nutricionales y a una relación conflictiva con la comida. En lugar de restringir, Giaquinta propone fomentar la flexibilidad, el placer y la escucha interna como pilares de una alimentación saludable.
El descanso y el sueño son otros aspectos que a menudo se descuidan en el camino hacia una vida saludable. Giaquinta enfatiza que dormir bien influye directamente en hormonas clave relacionadas con el apetito, el metabolismo y la regulación emocional. Por lo tanto, cuidar el sueño es parte fundamental del autocuidado y del equilibrio general del cuerpo.
La nutricionista también aborda la inflamación desde un enfoque equilibrado. Asegura que la inflamación no es un enemigo, sino una respuesta natural del cuerpo. Lo problemático es cuando se cronifica, y aquí es donde una alimentación equilibrada puede ayudar, sin caer en extremismos ni en la demonización de alimentos. La clave está en adoptar una alimentación variada y adaptada a nuestras posibilidades, que no genere más estrés del que pretende aliviar.
### Desmitificando la Alimentación
Giaquinta propone que, para distinguir entre información fiable y mitos en el ámbito de la nutrición, es importante cuestionar quién se beneficia de que creamos en ciertos discursos y qué evidencia los respalda. La ciencia, según ella, no necesita gritar ni asustar. Por ello, es fundamental acudir a profesionales cualificados que ofrezcan una mirada crítica y contextualizada sobre la alimentación.
La tendencia de etiquetar alimentos como «buenos» o «malos» es otra práctica dañina que Giaquinta critica. Esta clasificación simplista no solo genera culpa y rigidez, sino que refuerza el miedo a comer. En lugar de ello, es más útil preguntarse cómo nos hace sentir lo que comemos y qué sentido tiene en nuestro contexto personal.
Para educar a las nuevas generaciones sobre una relación más sana con la comida, Giaquinta sugiere mostrar con el ejemplo una relación sin miedo y sin obsesiones. Es esencial evitar comentarios sobre cuerpos, no forzar a comer ni restringir por castigo, y ofrecer una variedad de alimentos sin dramatizar. Escuchar las señales del cuerpo y validar la autonomía de los niños es clave para que comprendan que comer es un acto de cuidado, no una prueba de disciplina.
El mensaje central de «Nutrición sin miedo» es que cada persona puede aprender a relacionarse con la comida desde un lugar más amable, flexible y respetuoso. Giaquinta espera que su libro sirva como una brújula interna que invite a los lectores a reconciliarse con la comida y con su propia historia, dejando atrás la culpa y el miedo.