La reciente crisis energética en la Península Ibérica, marcada por un apagón masivo el pasado 28 de abril, ha reavivado el debate sobre el futuro del sistema eléctrico en España. En este contexto, Greenpeace ha tomado una postura firme en contra de la energía nuclear, argumentando que el futuro debe ser 100% renovable. Sin embargo, esta afirmación ha suscitado críticas y cuestionamientos sobre la viabilidad de un sistema eléctrico completamente basado en energías renovables en la actualidad.
La organización ecologista ha instado al gobierno a no dar marcha atrás en el cierre de las centrales nucleares, utilizando el apagón como una plataforma para promover su agenda. Francisco del Pozo, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace, ha declarado que “el futuro no está en la nuclear ni en el gas”, enfatizando la necesidad de un sistema eléctrico que sea “flexible, eficiente, seguro y justo”. Sin embargo, muchos expertos en energía han señalado que esta visión es poco realista, dado que un sistema eléctrico 100% renovable requiere de fuentes de energía de respaldo, las cuales son proporcionadas en gran medida por la energía nuclear y los ciclos combinados de gas.
### La Realidad de la Energía Nuclear en España
A pesar de las afirmaciones de Greenpeace, la energía nuclear sigue siendo una parte crucial del mix energético español. En 2024, la energía nuclear representó el 19,98% de la generación eléctrica, funcionando durante el 87,91% de las horas del año. Esto contrasta notablemente con la energía fotovoltaica y eólica, que operaron significativamente menos horas. La estabilidad que proporciona la energía nuclear es fundamental para garantizar un suministro eléctrico seguro, especialmente en momentos de alta demanda o cuando las fuentes renovables no pueden generar suficiente energía.
Los defensores de la energía nuclear argumentan que las centrales nucleares en España son algunas de las más seguras y eficientes del mundo, con un riguroso control por parte del Consejo de Seguridad Nuclear y otros organismos internacionales. Además, la prórroga de la vida útil de estas centrales no implica inversiones prohibitivas, ya que la mayor parte de los costos ya ha sido amortizada durante su construcción. Los altos impuestos que enfrenta la energía nuclear son, según los expertos, el verdadero obstáculo para su viabilidad económica.
Por otro lado, Greenpeace ha propuesto un paquete de medidas que excluye la energía nuclear, abogando por un sistema basado en almacenamiento, autoconsumo y energías renovables despachables. Sin embargo, la falta de consideración hacia la energía nuclear en este plan ha sido criticada por muchos, quienes argumentan que la energía nuclear es una fuente de energía limpia y confiable que puede complementar las energías renovables intermitentes.
### La Desinformación y el Debate Público
El debate sobre la energía nuclear ha estado marcado por la desinformación y la manipulación de datos. Greenpeace ha sido acusada de utilizar bulos y afirmaciones engañosas para promover su agenda, lo que ha llevado a un creciente escepticismo entre los expertos y el público en general. La organización ha recurrido a ejemplos como el accidente de Fukushima para argumentar en contra de la energía nuclear, a pesar de que este evento fue causado por un terremoto y un tsunami, y no resultó en muertes por radiactividad.
Además, el enfoque de Greenpeace en las energías renovables como la única solución viable ha sido cuestionado por muchos analistas, quienes advierten que un sistema eléctrico completamente renovable sin la inclusión de fuentes de energía de respaldo podría llevar a más apagones y a una mayor inestabilidad en el suministro eléctrico. La experiencia de Alemania, que ha visto un aumento en el uso de carbón y gas tras el cierre de sus centrales nucleares, sirve como una advertencia sobre los peligros de una transición energética mal planificada.
En este contexto, la necesidad de un debate informado y basado en datos es más crucial que nunca. La energía nuclear, a pesar de sus controversias, sigue siendo una opción viable para garantizar la seguridad del suministro eléctrico y reducir las emisiones de carbono. Mientras tanto, las energías renovables deben ser parte de la solución, pero no pueden ser la única respuesta a los desafíos energéticos actuales.
El futuro del sistema eléctrico en España dependerá de la capacidad de los responsables políticos y de la sociedad en general para encontrar un equilibrio entre las diferentes fuentes de energía, garantizando un suministro seguro, sostenible y asequible para todos.