La reciente disputa entre los altos ejecutivos de Telefónica ha puesto de manifiesto las tensiones internas que afectan a la compañía. En el centro de esta controversia se encuentra el nuevo CEO, Emilio Gayo, y el presidente de Movistar+, Javier de Paz. La discusión se desató en torno al presupuesto de la sección de vídeo de Movistar+ para el año 2026, donde Gayo propuso una reducción significativa que ha generado un fuerte desacuerdo entre ambos.
La situación se complica aún más al considerar que tanto Gayo como De Paz son considerados alfiles del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, lo que añade una capa de intriga política a la disputa. En el entorno de Telefónica, se rumorea que la influencia de Zapatero sigue siendo palpable, lo que ha llevado a algunos a cuestionar quién realmente tiene el control en la operadora. A pesar de que Gayo es el CEO, muchos creen que las decisiones importantes están siendo influenciadas por la vieja guardia del zapaterismo.
La bronca se intensificó cuando Gayo sugirió que no solo no se debía aumentar el presupuesto de la sección de vídeo en 100 millones de euros, sino que, por el contrario, se debía reducir en esa misma cantidad. Esta propuesta fue recibida con furia por De Paz, quien argumenta que tal recorte podría perjudicar gravemente la capacidad de Movistar+ para competir en un mercado cada vez más saturado.
Para entender la magnitud de esta disputa, es crucial analizar los números. El presupuesto de Movistar+ para 2024 se situó en 2.000 millones de euros, de los cuales 1.300 millones están destinados a derechos de fútbol, incluyendo la Liga y la Champions. Esto deja solo 700 millones para otros contenidos, de los cuales casi 600 millones se destinan a pagar por servicios de streaming como Netflix y Disney. Esto significa que, en realidad, solo quedan 100 millones para la producción de contenido original, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad de cualquier nuevo proyecto.
La situación se vuelve aún más crítica al considerar que la producción de series y programas de entretenimiento requiere una inversión considerable. Sin embargo, la producción de entretenimiento de Movistar+ ha sido criticada por su baja calidad, lo que ha llevado a la desaparición de muchos de estos programas. La falta de contenido atractivo podría resultar en una pérdida de suscriptores, lo que a su vez afectaría los ingresos de la compañía.
La estrategia de Gayo parece estar alineada con una visión más conservadora y centrada en la rentabilidad, mientras que De Paz parece estar buscando formas de expandir la oferta de Movistar+, incluso si eso significa favorecer a ciertas productoras con las que tiene vínculos. Este conflicto no solo refleja diferencias en la gestión empresarial, sino también en la filosofía de cómo debería operar la compañía en un mercado en constante cambio.
La tensión entre ambos ejecutivos también se ve influenciada por la reciente oposición de Josep Oughourlian, quien ha invertido 300 millones de euros en PRISA. Oughourlian se ha mostrado reacio a que Telefónica absorba PRISA, ya que esto podría afectar negativamente la valoración de su inversión. La preocupación de Oughourlian radica en que, si Telefónica adquiriera PRISA, se realizaría una valoración patrimonial que podría resultar en una depreciación significativa de su inversión.
Este escenario plantea una serie de preguntas sobre el futuro de Movistar+ y su capacidad para competir en un mercado donde la calidad del contenido es fundamental. La falta de una estrategia clara y la lucha interna por el control del presupuesto podrían llevar a la compañía a una situación precaria.
En este contexto, la figura de Emilio Gayo como CEO se vuelve crucial. Su enfoque en la reducción de costos y la eficiencia podría ser lo que Telefónica necesita para sobrevivir en un entorno tan competitivo. Sin embargo, si no logra resolver las tensiones internas y establecer una dirección clara para Movistar+, la compañía podría enfrentar serias dificultades en el futuro.
La batalla por el presupuesto de Movistar+ es solo un reflejo de las luchas más amplias que enfrenta Telefónica en un mercado en evolución. La capacidad de la empresa para adaptarse a estos cambios y superar sus conflictos internos será determinante para su éxito a largo plazo. Mientras tanto, la incertidumbre sobre el futuro de Movistar+ y su contenido original continúa creciendo, dejando a los empleados y suscriptores en un estado de expectación.