El nombramiento de Pedro Olloqui como director general de Cultura del Gobierno de Aragón en 2023 ha generado un amplio debate en el ámbito político y cultural de la región. Esta decisión, tomada por el Ejecutivo liderado por Jorge Azcón, ha sido considerada por muchos como una de las más sorprendentes en el contexto de un gobierno de coalición entre el Partido Popular y Vox. Olloqui, con una trayectoria marcada por su militancia en Izquierda Unida y el Partido Comunista de Aragón, se encuentra ahora al frente de una dirección cuya línea política parece estar en las antípodas de sus antiguos ideales.
La elección de Olloqui ha suscitado críticas desde diversos sectores, tanto de la izquierda como de la derecha. La paradoja de que un exdirigente comunista ocupe un cargo en un gobierno de ideología conservadora ha sido vista como un intento de Azcón de crear un gobierno de «amplia base y transversalidad». Sin embargo, muchos consideran que esta decisión es más una contradicción que una estrategia política efectiva. La Dirección General de Cultura, tradicionalmente vinculada al ámbito educativo, fue trasladada a la Consejería de Presidencia e Interior, lo que ha añadido más leña al fuego de las críticas.
### Trayectoria de Pedro Olloqui
Pedro Olloqui ha tenido una carrera política notable desde finales de los años 90. En 1999, fue elegido por el Partido Comunista para formar parte del Consejo Social de la Universidad de Zaragoza, representando al Gobierno socialista de Marcelino Iglesias. Su carrera continuó con varios nombramientos en el ámbito de la cooperación y la comunicación, incluyendo su papel como gerente de la Oficina de Cooperación al Desarrollo y su participación en la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV).
En 2009, Olloqui fue nombrado gerente de la Fundación Montañana Medieval, donde combinó apoyo institucional y privado. Sin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de controversias. Participó en el Grupo Progea, una promotora inmobiliaria que terminó en concurso de acreedores con una deuda significativa. A pesar de estos altibajos, Olloqui logró establecerse en el sector audiovisual, presidió la productora Factoría Plural y fue vicepresidente de la Academia de Televisión.
En 2023, Olloqui asumió la responsabilidad de gestionar la política cultural de Aragón en un contexto político que promueve la tauromaquia y la exaltación de la historia aragonesa desde una perspectiva conservadora. Esta evolución en su carrera ha sido interpretada por muchos como un ejemplo de pragmatismo extremo, donde la ideología parece haber quedado relegada a un segundo plano en favor de la oportunidad política.
### Reacciones de la Vieja Guardia
Las reacciones al nombramiento de Olloqui han sido intensas y variadas. Excompañeros de militancia, como Juan Manuel Aragüés, han expresado su descontento, señalando que el paso de Olloqui de «número dos» del Partido Comunista a un alto cargo en un gobierno con Vox no les sorprende, ya que consideran que «los trepas no lloran, los trepas facturan». Esta crítica refleja un sentimiento de traición entre aquellos que compartieron ideales con Olloqui en el pasado.
Otro veterano comunista, Juan Perpiñá, ha sido aún más contundente en su análisis, calificando a Olloqui de «pillo redomado» y recordando episodios de su trayectoria que, según él, evidencian un patrón de conducta oportunista. Estas críticas no solo provienen de antiguos compañeros de partido, sino que también han resonado en las redes sociales y en columnas de opinión, donde se cuestiona la integridad de Olloqui y su capacidad para gestionar la cultura aragonesa desde una perspectiva que contradice su pasado.
La figura de Olloqui ha llegado a simbolizar las nuevas dinámicas políticas en España, donde las lealtades ideológicas son cada vez más fluidas y las decisiones parecen estar guiadas por la conveniencia más que por principios sólidos. Para algunos sectores conservadores, su experiencia en gestión cultural podría ser vista como un activo valioso, mientras que para la izquierda representa una traición difícil de justificar.
El caso de Pedro Olloqui es un claro ejemplo de cómo la política contemporánea puede desafiar las expectativas y las normas tradicionales. Su ascenso en un gobierno de derecha, a pesar de su pasado comunista, plantea preguntas sobre la naturaleza de la ideología y la lealtad en el panorama político actual. A medida que la política en Aragón continúa evolucionando, la figura de Olloqui seguirá siendo objeto de debate y análisis, reflejando las tensiones y contradicciones que caracterizan a la política española en la actualidad.