El Partido Popular (PP) de Madrid se encuentra en una encrucijada, marcada por tensiones internas que han emergido con fuerza en los últimos días. La reforma del sistema de primarias y el comportamiento de Isabel Díaz Ayuso durante la reciente Conferencia de Presidentes han puesto de manifiesto las diferencias entre las distintas facciones del partido. En este contexto, la estrategia de Ayuso parece ser una mezcla de apoyo a la dirección nacional y la necesidad de mantener su propia base de poder.
La reforma del sistema de primarias, impulsada por Alberto Núñez Feijóo, busca modificar el modelo vigente desde 2017. Este cambio ha generado inquietud entre los afiliados, especialmente en el PP madrileño, que teme que la nueva estructura limite la participación directa de la militancia. La propuesta de Feijóo incluye la eliminación de la doble vuelta y un modelo más controlado por los compromisarios, lo que ha suscitado críticas por parte de sectores que abogan por una mayor democratización del proceso.
Desde el equipo de Ayuso, se ha manifestado la intención de respaldar la dirección nacional, aunque con la advertencia de que ciertos aspectos del nuevo modelo deben ser ajustados. La propuesta consensuada, que permite a los afiliados votar por un candidato a la presidencia nacional y por los compromisarios que lo representarán, ha sido calificada como un modelo híbrido que no satisface completamente al PP de Madrid. A pesar de las tensiones, se ha indicado que Ayuso ha estado en contacto con la dirección nacional para evitar que la situación se agrave.
En este sentido, la estrategia de Ayuso parece ser una jugada calculada para preservar su influencia dentro del partido. Sin embargo, la situación se complica por su reciente comportamiento en la Conferencia de Presidentes, donde abandonó la sala al escuchar a otros presidentes autonómicos hablar en lenguas cooficiales. Este gesto ha generado un fuerte rechazo, incluso dentro de su propio partido, y ha sido interpretado como una falta de respeto hacia la diversidad lingüística de España.
El portavoz del PP en Gipuzkoa, Mikel Lezama, no dudó en criticar la actitud de Ayuso, señalando que su comportamiento podría perjudicar al partido en regiones donde ya enfrenta dificultades para consolidar apoyos. En contraste, otros líderes populares, como Alfonso Rueda, han optado por mostrar respeto hacia las lenguas cooficiales, lo que ha puesto de relieve la disparidad de enfoques dentro del PP.
A medida que se acercan momentos decisivos para el futuro del partido, tanto Feijóo como Ayuso parecen estar calibrando cuidadosamente sus movimientos. La dirección regional del PP busca presentarse como leal a la dirección nacional, mientras que Ayuso, a pesar de su creciente poder interno y popularidad, enfrenta críticas por su estilo confrontativo. La presión aumenta, especialmente con el escándalo fiscal que involucra a su pareja, lo que añade una capa de complejidad a su situación.
La reforma del sistema de primarias y la actitud de Ayuso en la Conferencia de Presidentes son solo dos de los muchos desafíos que enfrenta el PP en este momento. La necesidad de unificar al partido y mantener la cohesión entre sus diferentes facciones es más urgente que nunca. En un contexto político donde la competencia es feroz, la capacidad del PP para navegar estas tensiones internas será crucial para su futuro.
En resumen, el Partido Popular se encuentra en una fase crítica, donde las decisiones que se tomen en los próximos días podrían tener repercusiones significativas en su estructura interna y en su capacidad para competir en el panorama político español. La tensión entre Ayuso y Feijóo es solo la punta del iceberg de un partido que busca redefinir su identidad y su estrategia en un entorno cambiante.