La reciente renuncia de Francisco Salazar, secretario de Acción Electoral del PSOE, ha desatado una ola de reacciones y ha puesto en el centro del debate la cultura de acoso dentro de la política española. Salazar, quien había sido nombrado adjunto de Organización, se vio obligado a dimitir tras ser acusado de comportamientos inapropiados hacia varias trabajadoras, lo que ha generado un clima de tensión en el partido y ha llevado a la convocatoria de un Comité Federal extraordinario.
Las acusaciones contra Salazar son graves. Varias mujeres han denunciado que el político hizo comentarios obscenos, propuso cenas fuera del horario laboral y hasta sugirió pasar la noche en su casa. Estas denuncias se suman a un contexto ya complicado para el PSOE, que enfrenta la dimisión de Santos Cerdán por un escándalo de corrupción. La situación ha llevado a que la reunión del Comité Federal, programada para las 9:30 horas, comenzara con retraso, ya que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y líder del PSOE, se reunió con varios dirigentes del partido para abordar la crisis.
La decisión de Salazar de renunciar se produjo justo antes de que se iniciara la reunión del Comité, donde se esperaba que se discutiera su nombramiento y las implicaciones de las acusaciones en su contra. En un comunicado oficial, el partido informó que Salazar había solicitado la apertura de diligencias previas para investigar las denuncias, aunque hasta el momento no se habían presentado quejas formales a través de los canales establecidos por el PSOE.
**Reacciones de los Dirigentes del PSOE**
La renuncia de Salazar ha provocado una división de opiniones entre los miembros del PSOE. Algunos dirigentes han salido en defensa del político, argumentando que es un compañero íntegro y que las acusaciones podrían ser parte de una estrategia de venganza interna. Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, fue una de las voces que defendió a Salazar, afirmando que es un hombre de principios. Sin embargo, otros, como Adriana Lastra, exvicesecretaria general del PSOE, han manifestado su oposición a su nombramiento, sugiriendo que no debería asumir el cargo.
Pedro Casares, líder del PSOE en Cantabria, también expresó su preocupación, subrayando que el partido se define como feminista y que se tomarán las decisiones adecuadas en este contexto. La situación ha puesto de manifiesto las tensiones internas en el PSOE, donde algunos ven la mano de la venganza política detrás de las acusaciones, especialmente dado que Salazar es uno de los pocos supervivientes del equipo que llevó a Pedro Sánchez a la Secretaría General en 2017.
**El Contexto de la Crisis**
La crisis en el PSOE no se limita a las acusaciones contra Salazar. La dimisión de Santos Cerdán, quien fue señalado en un escándalo de corrupción relacionado con la gestión de obras públicas, ha dejado al partido en una situación precaria. Cerdán y Salazar formaron parte del equipo que, bajo la dirección de José Luis Ábalos, estuvo involucrado en lo que se ha denominado el “triángulo tóxico”, un grupo que ha sido objeto de críticas por su comportamiento poco ético.
La renuncia de Salazar y las acusaciones de acoso sexual han reavivado el debate sobre la cultura de acoso en la política española. Este tipo de comportamientos no solo afectan a las víctimas directas, sino que también dañan la imagen de los partidos políticos y la confianza del público en las instituciones. La necesidad de establecer un entorno seguro y respetuoso para todos los trabajadores en el ámbito político es más urgente que nunca.
El PSOE se enfrenta a un momento crítico en su historia, donde la gestión de estas crisis será fundamental para su futuro. La forma en que el partido maneje las acusaciones de acoso y la corrupción determinará no solo su reputación, sino también su capacidad para mantener el apoyo de los votantes en un clima político cada vez más polarizado. La presión está sobre Pedro Sánchez y su equipo para que actúen con rapidez y transparencia, asegurando que se tomen las medidas adecuadas para abordar estas serias acusaciones y restaurar la confianza en el partido.