En las profundidades de los Andes chilenos, el volcán Mocho-Choshuenco se erige como un testigo silencioso de la historia geológica de la Tierra. Este estratovolcán, compuesto por dos edificaciones principales, ha permanecido en un estado de letargo durante milenios, oculto bajo una gruesa capa de hielo. Sin embargo, el cambio climático está alterando este equilibrio, y la investigación reciente sugiere que el deshielo de los glaciares podría desencadenar un aumento en la actividad volcánica, con implicaciones potencialmente devastadoras para el clima global.
La investigación sobre el Mocho-Choshuenco ha revelado que el derretimiento de los glaciares no solo afecta el paisaje, sino que también puede actuar como un catalizador para erupciones volcánicas más frecuentes y explosivas. Un estudio publicado en la revista Geochemistry, Geophysics, Geosystems, junto con otro presentado en la Conferencia Goldschmidt, ha permitido a los científicos reconstruir la evolución del volcán con un detalle sin precedentes. Este análisis ha establecido una conexión directa entre los ciclos de glaciación y la actividad volcánica, sugiriendo que el calentamiento global podría tener efectos secundarios inesperados.
### La Historia Geológica del Mocho-Choshuenco
El volcán Mocho-Choshuenco comenzó su formación hace aproximadamente 300.000 años. Durante la mayor parte de su historia, hasta hace unos 37.000 años, sus erupciones se caracterizaron por la emisión de andesitas basálticas y andesitas. Sin embargo, el estudio ha identificado un cambio significativo en su comportamiento que coincide con las fluctuaciones de la Capa de Hielo de la Patagonia durante la última Edad de Hielo. Durante el Último Máximo Glacial, que tuvo lugar entre 35.000 y 18.000 años atrás, la capa de hielo alcanzó un espesor de más de 1.5 kilómetros, ejerciendo una presión inmensa sobre la corteza terrestre.
Este peso colosal actuó como una tapa que suprimió la actividad volcánica, impidiendo que el magma ascendiera a la superficie. En su lugar, el magma se acumuló en reservorios a profundidades de entre 4 y 12 kilómetros, donde evolucionó y se enriqueció en elementos incompatibles y sílice. Este proceso de asimilación de rocas de la corteza terrestre dio lugar a magmas de composición dacítica y riolítica.
Con el retroceso de los glaciares hace unos 18.000 años, la repentina pérdida de peso permitió que la corteza se relajara, lo que a su vez facilitó la expansión de los gases disueltos en el magma. Este fenómeno, conocido como descompresión, fue el detonante de una nueva fase de actividad volcánica, caracterizada por su explosividad. Las erupciones comenzaron a ser más frecuentes y de mayor volumen, culminando en la erupción de la riolita Neltume hace 11.500 años, que expulsó 5.3 km³ de material y formó la caldera de 3.5 km de diámetro que hoy caracteriza al volcán.
### Implicaciones del Cambio Climático en la Actividad Volcánica
La investigación sobre el Mocho-Choshuenco no solo es relevante para entender su historia, sino que también plantea serias preocupaciones sobre el futuro. A medida que el cambio climático acelera el derretimiento de los glaciares, cientos de volcanes subglaciales inactivos en todo el mundo podrían reactivarse. Esto incluye regiones de la Antártida, Norteamérica, Nueva Zelanda y Rusia, donde la actividad volcánica podría aumentar significativamente.
Los científicos advierten que esta creciente actividad volcánica podría tener efectos de retroalimentación climática a largo plazo. Algunos volcanes en la Antártida podrían acelerar el derretimiento del hielo desde abajo, mientras que otros podrían ser tan explosivos que liberarían material que alteraría el clima en las capas superiores de la atmósfera. Este fenómeno podría agravar aún más los problemas relacionados con el calentamiento global, añadiendo una nueva dimensión a la crisis climática que enfrentamos.
El estudio del Mocho-Choshuenco es un recordatorio de que el cambio climático no solo afecta a los ecosistemas y a los seres humanos, sino que también puede desatar fuerzas geológicas que han permanecido dormidas durante milenios. La interconexión entre el clima y la actividad volcánica es un campo de estudio que merece atención, ya que las consecuencias de estos cambios podrían ser profundas y de largo alcance. A medida que el mundo continúa calentándose, la vigilancia de estos volcanes y la comprensión de su comportamiento se vuelven más cruciales que nunca.