El Palacio de Buckingham ha sorprendido a la Princesa Ana con un regalo anticipado por su 75º cumpleaños, que se celebra el 15 de agosto. Este obsequio es un retrato oficial que refleja la historia, elegancia y tradición que la caracterizan. Fiel a su conocida austeridad, la Princesa Real posó con un vestido de gala que ya había lucido en otro momento significativo de su vida. La imagen fue capturada por el fotógrafo Chris Jackson antes de un banquete de Estado en el Castillo de Windsor, donde la princesa se mostró junto a su esposo, el vicealmirante Sir Timothy Laurence. La complicidad entre ambos, tras más de tres décadas de matrimonio, se hace evidente en la fotografía, reafirmando su papel como la indiscutible figura de la austeridad británica.
El banquete, ofrecido en honor al presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte, fue el escenario perfecto para este posado. La Princesa Ana lució la tiara Festoon, una de las joyas más queridas de su colección, que estrenó en 1973 por su 23º cumpleaños. Esta tiara, junto con un collar a juego, forma un conjunto que se ha vuelto inseparable de su imagen más solemne. Además, las insignias de la Familia Real, como la Estrella del Cardo y la de la Jarretera, junto con la banda azul que cruza sobre su hombro izquierdo, simbolizan su pertenencia a varias órdenes de caballería.
El vestido, de gala y en tono marfil, con chaqueta bolero blanca y bordados sutiles, es un guiño a su historia personal, ya que lo llevó por primera vez en el retrato oficial de su 70º cumpleaños. En esa ocasión, lo combinó con un collar de perlas y sin tiara, lo que resalta su evolución en el estilo a lo largo de los años. Otro detalle que no ha pasado desapercibido es su peinado, que tras más de cinco décadas, se mantiene fiel a su característico volumen. Optó por un moño bajo y pulido, que, junto a un maquillaje discreto y un toque de color en los labios, aporta frescura sin renunciar a la sobriedad.
La celebración de su cumpleaños, aunque discreta, es significativa. La Princesa Ana ha optado por no celebrar con actos oficiales ni grandes fastos, prefiriendo pasar el día de forma privada, probablemente en la costa oeste de Escocia, donde disfruta de unos días de descanso con su esposo. En varias ocasiones, ha explicado que solo conmemora de manera oficial los cumpleaños que terminan en cero. Sin embargo, este año, el retrato y la emisión de una moneda conmemorativa de plata de cinco libras, que lleva la inscripción: “La Princesa Real · Celebrando 75 años · Deber y devoción”, marcan una excepción.
El compromiso de la Princesa Ana con la vida pública sigue siendo firme. En 2024, volvió a liderar la lista como la miembro de la familia real británica con más compromisos oficiales, manteniendo este honor por cuarto año consecutivo. A pesar de haber sufrido una conmoción cerebral y heridas leves en un accidente relacionado con la hípica en su propiedad de Gatcombe Park, que la apartó temporalmente de sus deberes, Ana ha destacado que esta experiencia le recordó que cada día es un regalo. En una entrevista durante una gira en solitario por Sudáfrica, comentó que no tiene planes de retirarse, bromeando sobre la inexistencia de un programa de jubilación en su vida, lo que demuestra su inquebrantable dedicación al servicio público.
Este aniversario llega con una buena noticia familiar: el compromiso de su hijo mayor, Peter Phillips, con Harriet Sperling. La pareja, que inició su relación en 2024, hizo pública la noticia a través de una exclusiva en la que mostraron el anillo y posaron juntos por primera vez. Peter, de 47 años, es el hijo mayor de la Princesa Ana y primer nieto de la reina Isabel II y el duque de Edimburgo, lo que lo convierte en el “hermano mayor” de su generación, incluidos los príncipes Guillermo y Harry.
Sin título nobiliario ni funciones oficiales, Peter ha mantenido siempre una vida profesional activa, ocupando puestos de responsabilidad en empresas como Jaguar Racing, Williams F1 y el Banco Real de Escocia. En 2008, contrajo matrimonio con Autumn Kelly en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, en una ceremonia que marcó un antes y un después en las bodas reales de su generación. De esa unión nacieron sus hijas Savannah e Isla, y el matrimonio se disolvió en 2021.
La boda de Peter Phillips será la primera de segundas nupcias para un nieto de Isabel II, aunque no la primera en la familia Windsor. Su madre, la Princesa Ana, protagonizó en 1992 un enlace discreto con Timothy Laurence en la iglesia escocesa de Crathie Kirk, pocos meses después de su divorcio de Mark Phillips. En ese momento, la Iglesia de Inglaterra no permitía que los divorciados volvieran a casarse, y Ana encontró en la Iglesia de Escocia una solución más flexible para celebrar su enlace sin renunciar al marco religioso.
El caso del entonces príncipe Carlos con Camilla Parker Bowles fue más complejo, ya que su unión necesitó de un cuidadoso proceso de aceptación pública y una ceremonia civil en 2005, seguida de una bendición religiosa. En el caso de Peter y Harriet, ambos divorciados, tienen un amplio margen de opciones, especialmente porque Peter no es miembro activo de la institución, lo que le otorga más libertad para elegir el lugar y el formato de la ceremonia. Aunque se espera que sea un evento privado, se prevé que sea significativo y cuente con la presencia de numerosos miembros de la familia real.