En el año 2010, un grupo de 256 multimillonarios de todo el mundo se comprometió a donar al menos la mitad de su fortuna a causas benéficas. Esta iniciativa, conocida como The Giving Pledge, fue impulsada por figuras prominentes como Bill Gates, Melinda French Gates y Warren Buffett. Sin embargo, a medida que se cumplen 15 años desde este compromiso, un reciente informe ha revelado que solo 9 de estos donantes han cumplido realmente su promesa. Este artículo explora el impacto y las implicaciones de este compromiso, así como la dinámica de la riqueza y la filantropía en la actualidad.
La promesa de donar la mitad de su patrimonio fue recibida con entusiasmo, generando expectativas sobre un cambio significativo en la forma en que los multimillonarios contribuyen a la sociedad. Sin embargo, el informe del Instituto de Estudios Políticos (IPS), dirigido por Chuck Collins, destaca que la realidad es muy diferente. Muchos de los firmantes han visto crecer su riqueza en lugar de disminuirla, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad de la iniciativa.
### La Realidad de las Donaciones
Los datos presentados en el informe son alarmantes. De los 57 estadounidenses que firmaron el compromiso en 2010, 32 siguen siendo multimillonarios y han incrementado su riqueza en un 283% desde entonces, un 166% ajustado a la inflación. Solo 11 de ellos han dejado de ser multimillonarios, y en la mayoría de los casos, esto se debe a pérdidas financieras, no a actos de generosidad. Entre los que aún viven, solo Laura y John Arnold han cumplido plenamente su promesa. De los 22 firmantes fallecidos, solo ocho donaron al menos la mitad de su fortuna, y Chuck Feeney es el único que entregó todo su patrimonio en vida.
Este fenómeno pone de relieve una tendencia preocupante: la acumulación de riqueza está superando las donaciones. El informe advierte que, bajo las tendencias actuales, cumplir con el compromiso de donar la mitad de su fortuna se vuelve prácticamente imposible. Además, muchas de las donaciones realizadas por los multimillonarios se dirigen a fundaciones privadas y fondos asesorados por ellos mismos, lo que reduce el impacto social de sus contribuciones. En 2023, 44 de estos fondos acumulaban 120.000 millones de dólares, pero solo desembolsaban un promedio del 9,2% anual, cifra que está por debajo del crecimiento de sus activos.
### La Concentración de Poder Económico
Chuck Collins, quien ha donado la totalidad de su fortuna, advierte sobre los riesgos de esta dinámica. Según él, la iniciativa ha favorecido una redistribución de la riqueza dentro de estructuras familiares y fundaciones privadas, lo que refuerza la concentración de poder económico y debilita la rendición de cuentas democrática. El IPS ha recomendado endurecer los requisitos de desembolso, aumentar la transparencia y revisar la fiscalidad de las grandes fortunas para evitar que estas promesas se conviertan en meras palabras vacías.
Desde The Giving Pledge, la respuesta ha sido defensiva. En un comunicado, la organización reconoció que el informe plantea preguntas importantes, pero también argumentó que ofrece una visión engañosa del impacto y las intenciones de los firmantes. Según ellos, el análisis no valora adecuadamente las formas significativas de donación, como las aportaciones a fundaciones, y subraya que en estos 15 años la campaña ha creado una comunidad global de aprendizaje y nuevos estándares de generosidad.
El contraste entre los compromisos públicos de los multimillonarios y el alcance real de sus donaciones es evidente. En un contexto donde el crecimiento de las fortunas supera con creces la filantropía, la situación se vuelve insostenible. Collins y su equipo argumentan que el ejemplo de Chuck Feeney, quien entregó su patrimonio en vida, debería ser la norma y no la excepción. Para ellos, «dar mientras se vive» es la única forma de que la caridad genere un impacto real en la sociedad, en lugar de convertirse en un mero beneficio fiscal o sucesorio para las grandes fortunas.
En resumen, el compromiso de los multimillonarios de donar la mitad de su fortuna ha quedado muy por debajo de las expectativas iniciales. La acumulación de riqueza y la falta de transparencia en las donaciones plantean serias preguntas sobre la efectividad de iniciativas como The Giving Pledge. A medida que la brecha entre ricos y pobres continúa ampliándose, es crucial que se tomen medidas para garantizar que las promesas de donación se traduzcan en un impacto real y significativo en la sociedad.