La reciente sentencia en Bolivia que condena a dos jesuitas españoles por encubrir abusos sexuales ha marcado un hito en la lucha contra la pederastia en el país. La Comunidad Boliviana de Sobrevivientes (CBS) se reunió en Cochabamba para celebrar esta decisión judicial, que consideran un paso significativo hacia la justicia para las víctimas de abusos cometidos por miembros de la Iglesia. La condena de Ramón Alaix y Marcos Recolons a un año de prisión, aunque mínima, es vista como un avance en la lucha contra la impunidad que ha rodeado a la Iglesia en casos de pederastia.
La CBS, compuesta por sobrevivientes de abusos, organizó una concentración en la plaza principal de Cochabamba, donde leyeron la resolución de la sentencia. Los miembros de la comunidad expresaron su regocijo a través de cánticos y ritmos autóctonos, simbolizando la esperanza de que esta condena abra la puerta a la investigación de otros casos de abusos que han permanecido en la sombra durante décadas. Wilder Flores, presidente de la CBS, destacó que esta es la primera vez que se condena a altos mandos de la Compañía de Jesús, lo que representa un cambio significativo en la percepción pública y judicial sobre estos delitos.
A pesar de la condena, la situación legal de Alaix y Recolons es compleja. Ambos jesuitas, que superan los 80 años, pueden acogerse al perdón judicial que se aplica en Bolivia para penas menores a tres años, lo que significa que podrían evitar la prisión efectiva. Esta posibilidad ha generado críticas y preocupación entre las víctimas y sus defensores, quienes argumentan que la justicia no debe ser solo simbólica, sino que debe traducirse en consecuencias reales para los perpetradores de abusos.
### Contexto de los Abusos en la Iglesia
La historia de abusos en la Iglesia Católica en Bolivia ha sido objeto de atención mediática y social en los últimos años, especialmente tras la publicación de un diario del sacerdote Alfonso Pedrajas, fallecido en 2009. Este diario reveló detalles sobre abusos que supuestamente perpetró contra numerosos niños durante su tiempo al frente del Colegio Juan XXIII en Cochabamba. La CBS sostiene que las víctimas de Pedrajas ascienden a casi 200, un número que contrasta con las 85 que él mismo mencionó en su diario. Esta discrepancia ha llevado a la comunidad a exigir una investigación más profunda y exhaustiva sobre los abusos cometidos por otros miembros de la Iglesia.
Las denuncias de pederastia han aumentado en Bolivia, y la CBS ha manifestado su intención de continuar con los procesos penales abiertos contra otros jesuitas, algunos de los cuales ya han fallecido. Entre los casos destacados se encuentra el del jesuita español Luis María Roma, quien murió en 2019, justo después de que la orden iniciara una investigación interna sobre abusos a menores. Este caso ha sido particularmente polémico, ya que se alegó que la investigación se mantuvo en secreto y no se aplicaron los protocolos adecuados para canalizar las denuncias.
La falta de respuesta adecuada por parte de la Compañía de Jesús ha llevado a un clima de desconfianza entre las víctimas y la comunidad en general. En los últimos meses, la orden ha dejado de emitir comunicados sobre estos casos, lo que ha sido interpretado como un intento de silenciar el tema y evitar una mayor presión pública. Esta falta de transparencia ha alimentado la indignación de las víctimas y sus familias, quienes exigen justicia y reconocimiento por el sufrimiento que han padecido.
### La Lucha Continua por la Justicia
La condena de Alaix y Recolons es solo el comienzo de un proceso más amplio que busca abordar la cultura de encubrimiento y silencio que ha prevalecido en la Iglesia Católica en Bolivia. Las víctimas y sus defensores están decididos a seguir luchando por la justicia, no solo para ellos mismos, sino también para las futuras generaciones que podrían ser afectadas por estos abusos. La CBS ha anunciado que ampliará sus denuncias a otros exprovinciales de la orden que están vivos, lo que podría llevar a nuevas investigaciones y, potencialmente, a más condenas.
La comunidad de sobrevivientes ha encontrado en esta sentencia un rayo de esperanza, pero también un recordatorio de que la lucha por la justicia es larga y difícil. La presión pública y el apoyo de la sociedad civil serán cruciales para asegurar que se tomen medidas efectivas contra los abusos en la Iglesia y que las víctimas reciban el reconocimiento y la reparación que merecen. La historia de la pederastia en la Iglesia Católica en Bolivia está lejos de terminar, y cada paso hacia la justicia es un testimonio del valor y la resiliencia de aquellos que han sufrido en silencio durante demasiado tiempo.