La canela es una especia muy apreciada en la gastronomía mundial, utilizada tanto en la cocina como en la medicina tradicional. Sin embargo, un reciente estudio del Joint Research Centre (JRC) ha revelado que más del 60% de la canela que se comercializa en Europa es fraudulenta o nociva para la salud. Este hallazgo ha generado preocupación entre consumidores y autoridades, quienes advierten sobre los riesgos asociados con el consumo de canela de baja calidad.
### La Investigación del JRC: Resultados Alarmantes
El JRC llevó a cabo un análisis exhaustivo de más de un centenar de muestras de canela provenientes de la Unión Europea, Reino Unido, Serbia y Sri Lanka. Los resultados fueron alarmantes: un 66% de las muestras analizadas no cumplían con la normativa de calidad y seguridad alimentaria. Esto significa que muchas de ellas presentaban indicios de fraude, y en algunos casos, superaban los límites legales de sustancias potencialmente tóxicas, como la cumarina.
La cumarina es un compuesto que, aunque se encuentra de forma natural en algunas especias, puede ser perjudicial para el hígado si se consume en grandes cantidades. La investigación reveló que casi el 30% de las muestras contenían niveles excesivos de cumarina, lo que podría tener graves consecuencias para la salud de los consumidores. Además, se detectó que cerca del 10% de las muestras presentaban cantidades elevadas de plomo, un metal pesado que puede causar daños irreversibles en el sistema nervioso central y otros problemas de salud.
### Tipos de Canela y sus Riesgos
Existen diferentes tipos de canela, siendo las más comunes la canela de Ceilán y la canela Cassia. La canela de Ceilán, considerada de mayor calidad, se obtiene de la corteza de un árbol originario de Sri Lanka y tiene varios beneficios para la salud. Por otro lado, la canela Cassia, que proviene de China, Vietnam e Indonesia, es más barata y de menor calidad. Esta última contiene un mayor contenido de cumarina, lo que la hace más peligrosa si se consume en grandes cantidades.
El estudio del JRC también encontró que alrededor del 9% de las muestras etiquetadas como canela de Ceilán estaban adulteradas con canela Cassia. Esto representa un engaño para los consumidores que buscan los beneficios de la canela de alta calidad. Además de la mezcla con canela de Cassia, se identificaron otros tipos de fraude, como la sustitución de la corteza de canela por partes no comestibles de la planta, como raíces, hojas y flores.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha instado a las autoridades a reforzar los controles sobre la canela y a establecer límites claros para los diferentes componentes de esta especia. La OCU ha recordado que ya en 2022 se realizaron estudios similares que evidenciaron un alto nivel de fraude en otras especias, como el comino y el pimentón. La situación actual de la canela pone de manifiesto que, a pesar de las advertencias, poco ha cambiado en cuanto a la regulación y control de estos productos.
### Recomendaciones para los Consumidores
Dada la alarmante situación sobre la calidad de la canela en el mercado europeo, es fundamental que los consumidores tomen precauciones al adquirir este producto. Aquí hay algunas recomendaciones:
1. **Compra en lugares de confianza**: Opta por tiendas y marcas reconocidas que ofrezcan garantías sobre la calidad de sus productos.
2. **Lee las etiquetas**: Verifica que la canela que compras sea de Ceilán y no de Cassia. La canela de Ceilán suele ser más cara, pero su calidad y beneficios para la salud justifican la diferencia de precio.
3. **Infórmate sobre los riesgos**: Conoce los peligros asociados con el consumo de canela adulterada, especialmente en lo que respecta a la cumarina y el plomo.
4. **Consulta a expertos**: Si tienes dudas sobre la calidad de la canela que consumes, consulta a un nutricionista o experto en salud que pueda orientarte.
La canela es un ingrediente versátil y sabroso, pero es esencial que los consumidores sean conscientes de los riesgos asociados con su adulteración. La regulación y el control de calidad son fundamentales para garantizar que los productos que llegan a nuestras mesas sean seguros y beneficiosos para nuestra salud.