El reciente regreso a España de un grupo de activistas de la Flotilla a Gaza ha puesto de relieve las condiciones inhumanas que enfrentaron durante su detención en Israel. Este grupo de 21 españoles, que formaba parte de una misión humanitaria, ha denunciado haber sufrido un trato vejatorio y torturas en prisión. A su llegada al Aeropuerto de Madrid-Barajas, fueron recibidos por familiares y simpatizantes, quienes mostraron su apoyo en un momento tan difícil.
Los activistas fueron detenidos cuando intentaban llevar ayuda humanitaria a Gaza y abrir un corredor marítimo. Uno de ellos relató que durante su detención, fueron maniatados y golpeados, y que no se les proporcionó comida ni agua potable. «Estuvimos siete horas maniatados con las manos en la espalda, sentados en el asfalto de noche, mientras se paseaba el ministro extremista Ben Gvir», declaró uno de los activistas, quien prefirió permanecer en el anonimato por razones de seguridad.
Los testimonios de los activistas son alarmantes. Aseguran que sufrieron maltratos físicos y psicológicos, incluyendo golpes, insultos y privación de sueño. Un activista que fue identificado como periodista en la flotilla mencionó que esto resultó en un trato aún más violento. De los 49 españoles que formaban parte de la misión, 28 aún permanecen detenidos en Israel.
Entre los activistas que regresaron a España se encontraban figuras políticas como la ex alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el concejal de ERC, Jordi Coronas. Colau, al llegar a Madrid, denunció las condiciones deplorables que enfrentaron durante su detención, afirmando que no les dieron ni agua durante el traslado desde el barco hasta el aeropuerto. Además, relató que en la prisión fueron encerrados en celdas con vistas a un patio donde había una gran foto de Gaza devastada por Israel, lo que consideró un mensaje claro de un Estado fascista.
Coronas también compartió su experiencia, indicando que antes de ser deportados, las autoridades israelíes les obligaron a firmar un documento en el que reconocían ser los capitanes de los barcos y que habían entrado ilegalmente en el país. A pesar de que los activistas se negaron a firmar, los policías firmaron en su nombre. Sin embargo, Coronas enfatizó que la atención debe centrarse en Gaza y en la liberación de los compañeros que aún están detenidos.
La situación de los activistas ha generado una ola de solidaridad en España, donde miles de personas se han manifestado en apoyo a Gaza. La líder de Podemos, Ione Belarra, confirmó que varios miembros de su partido también están en huelga de hambre en protesta por las condiciones de detención y el genocidio en Gaza. Belarra exigió la liberación inmediata de los activistas y que el Gobierno de España reconozca la situación como terrorismo de Estado.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado que los otros 28 activistas españoles serán liberados en los próximos días. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa, y muchos se preguntan qué pasará con los que aún permanecen en Israel. La Flotilla a Gaza ha sido un símbolo de resistencia y solidaridad, y los testimonios de los activistas que han regresado son un recordatorio de la lucha por los derechos humanos y la dignidad en medio de la adversidad.
La Global Sumud Flotila ha denunciado las condiciones inhumanas que enfrentaron sus miembros, y la comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos. La situación en Gaza sigue siendo crítica, y la necesidad de ayuda humanitaria es más urgente que nunca. Los activistas que regresaron a España han prometido seguir luchando por la libertad y los derechos del pueblo palestino, y su valentía ha inspirado a muchos a unirse a la causa.
A medida que la situación evoluciona, es fundamental que la comunidad internacional mantenga la presión sobre Israel para que respete los derechos humanos y permita el acceso humanitario a Gaza. La historia de estos activistas es un testimonio del poder de la solidaridad y la resistencia frente a la opresión. La lucha por la justicia y la dignidad continúa, y cada voz cuenta en esta batalla por un futuro mejor para todos.