La contaminación por plásticos es uno de los problemas ambientales más apremiantes de nuestro tiempo. Cada año, millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, afectando la vida marina y la salud de nuestros ecosistemas. Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) ha puesto de relieve la necesidad urgente de cambiar los patrones de producción y consumo para abordar este problema de manera efectiva. La investigación, publicada en ‘PLOS Sustainability and Transformation’, revela que las soluciones actuales se centran principalmente en la limpieza y el reciclaje, lo que representa un enfoque que trata los síntomas, pero no las causas fundamentales de la contaminación plástica.
### La Limitación de las Soluciones Actuales
El análisis de las intervenciones en Noruega desde la década de 1980 muestra que la mayoría de las medidas adoptadas se enfocan en el reciclaje, la limpieza de playas y la eliminación de microplásticos. Aunque estas acciones son importantes, se consideran de ‘bajo potencial transformador’ porque no alteran los patrones subyacentes de producción y consumo. Según Natalya Amirova, autora principal del estudio, «las soluciones actuales se centran principalmente en la limpieza después de desechar el plástico. Clasificamos, reciclamos y recogemos el plástico en la orilla. Pero, ¿qué hay de los métodos que cambian por completo la forma en que producimos y consumimos plástico?»
El estudio identificó solo tres intervenciones con capacidad para generar cambios profundos: la red municipal KIMO, la Estrategia Nacional de Economía Circular del gobierno noruego y el Panel Internacional de los Océanos. Estas iniciativas se centran en valores intrínsecos y prosociales, como la protección ambiental y la sostenibilidad ecológica. Sin embargo, el informe también señala limitaciones significativas en estas intervenciones, como la falta de objetivos y plazos definidos, lo que dificulta evaluar su impacto real en la reducción de la contaminación plástica.
### La Influencia de los Valores en el Comportamiento
La investigación también aborda cómo los valores sociales y económicos influyen en el comportamiento cotidiano de las personas. Amirova menciona que «las investigaciones demuestran que si estamos más expuestos a valores materialistas, tendemos a elegir comportamientos y decisiones asociados a ellos, a la vez que rechazamos comportamientos que beneficien a la sociedad y al medio ambiente». Esto sugiere que para lograr un cambio significativo en la reducción de la contaminación plástica, es crucial cambiar la forma en que pensamos sobre el plástico y su uso.
Las redes sociales juegan un papel importante en esta dinámica. La forma en que se presenta el océano en los medios puede influir en la percepción pública. Por ejemplo, describir al océano como la séptima economía más grande del mundo puede fomentar una visión materialista que prioriza el beneficio económico sobre la salud del ecosistema marino. Amirova argumenta que «el océano no es solo cuestión de dinero; también contribuye a nuestra salud física y mental». Por lo tanto, es esencial considerar los valores sociales y ecológicos asociados al océano al tomar decisiones sobre su uso y conservación.
Los investigadores proponen varias intervenciones transformadoras, como reemplazar los indicadores económicos convencionales por métricas de salud oceánica en la toma de decisiones gubernamentales. Esto permitiría a las autoridades evaluar las medidas en función de la calidad del agua, la biodiversidad y otros indicadores, en lugar de priorizar los indicadores económicos. Además, sugieren establecer objetivos claros para reducir los residuos plásticos en las primeras etapas de la cadena de valor y apoyar iniciativas de base y pequeñas empresas con modelos de negocio libres de plástico.
La lucha contra la contaminación plástica requiere un cambio de actitud a nivel individual y colectivo. Si queremos evitar que haya más plástico que peces en los océanos en 2050, es fundamental que todos asumamos la responsabilidad de cambiar nuestros hábitos de consumo y producción. La investigación de NTNU destaca que, aunque las soluciones actuales son necesarias, no son suficientes. Es imperativo que se implementen cambios profundos en la forma en que interactuamos con el plástico y el medio ambiente. Solo así podremos garantizar un futuro sostenible para nuestros océanos y el planeta en su conjunto.