Esther Uria, una destacada actriz y pedagoga vasca, falleció a los 55 años en el Hospital de Donostia, dejando un legado imborrable tanto en el mundo de la interpretación como en el ámbito educativo. Su carrera, que abarcó más de tres décadas, estuvo marcada por una profunda pasión por el arte y la enseñanza, lo que la convirtió en una figura querida y respetada en su comunidad.
La trayectoria de Uria comenzó en la escuela Antzerti, donde se graduó en Arte Dramático. Su debut en el teatro fue con la obra «La cacatúa verde», dirigida por Mario Gas, lo que le abrió las puertas a una carrera que la llevaría a participar en producciones tanto en el teatro vasco como en la televisión nacional. A lo largo de su carrera, Uria se destacó en series populares como «Hospital Central» y «Cuéntame cómo pasó», donde su talento y carisma cautivaron a millones de espectadores.
### Un Camino de Éxitos en la Interpretación
A lo largo de su vida, Esther Uria se convirtió en un referente del teatro y la televisión en el País Vasco. Su participación en producciones como «Euskolegas» y «Pilotari» la consolidó como una actriz versátil y talentosa. Sin embargo, fue su papel en series de gran éxito como «Amistades peligrosas» y «El doctor Mateo» lo que la catapultó a la fama nacional. Su habilidad para interpretar personajes complejos y su capacidad para conectar con el público la hicieron destacar en un panorama artístico competitivo.
A pesar de su éxito en la actuación, Uria nunca dejó de lado su pasión por la educación. En 2008, decidió retomar sus estudios pedagógicos, lo que le permitió obtener el Premio Extraordinario en Educación Especial y el Premio Fin de Carrera en Psicopedagogía. Esta decisión marcó un punto de inflexión en su vida, ya que comenzó a explorar la intersección entre el teatro y la educación, buscando formas de utilizar el arte como herramienta pedagógica.
### La Fusión del Teatro y la Educación
Esther Uria creía firmemente en el poder del teatro como medio para fomentar la convivencia y el entendimiento entre los jóvenes. En 2014, recibió una beca de la Universidad del País Vasco para desarrollar su tesis sobre cómo el teatro podía ser utilizado como una herramienta para mejorar las relaciones interpersonales entre adolescentes. «Los profesores tienen mucho de actores: deben saber hablar, dirigirse a un público y lograr que les entiendan», solía decir, reflejando su convicción de que la educación y el arte estaban intrínsecamente ligados.
Su obra «Cada día es solo una vez al día», creada junto a su pareja Eduardo Errondosoro, es un claro ejemplo de su enfoque innovador. En este monólogo, Uria reivindicó la importancia de la risa como motor vital, invitando a la audiencia a vivir el presente con humor y amor. Esta obra no solo reflejó su talento como actriz, sino también su compromiso con la educación y el bienestar emocional de los jóvenes.
La Asociación de Actores Vascos ha expresado su pesar por la pérdida de Uria, destacando su contribución al mundo del teatro y la educación. «Queremos trasladar nuestras condolencias a la familia y a los amigos de Esther», afirmaron, reconociendo el impacto que tuvo en la vida de quienes la rodeaban.
Esther Uria será recordada no solo por su talento actoral, sino también por su dedicación a la educación y su deseo de utilizar el arte como un medio para transformar vidas. Su legado perdurará en la memoria de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y trabajar a su lado. La combinación de su pasión por la actuación y su compromiso con la enseñanza la convierte en un ejemplo a seguir para futuras generaciones de artistas y educadores.
