La magistrada Beatriz Biedma, conocida por su papel en el mediático ‘caso David Sánchez’, se postula como la única candidata para ocupar el cargo de jueza decana de Badajoz. Este puesto, que representa a los jueces ante las instituciones, es crucial en el funcionamiento del sistema judicial de la región. Las elecciones están programadas para el 19 de noviembre, y aunque el plazo para presentar candidaturas sigue abierto, Biedma es la única en la contienda hasta el momento.
Beatriz Biedma, originaria de Córdoba, ha estado vinculada a la judicatura de Badajoz durante más de 20 años. Su carrera judicial comenzó en los juzgados de Valencia de Alcántara y Almendralejo, y en 2011 ascendió a magistrada, ocupando desde entonces el Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz. Su notoriedad pública se disparó hace aproximadamente un año y medio, cuando admitió la denuncia de Manos Limpias contra Miguel Ángel Gallardo, hermano del presidente del Gobierno y líder del PSOE, por presuntas irregularidades en su contratación en la diputación pacense. Este caso ha mantenido a Biedma en el centro de atención mediática, a pesar de su intento de mantener un perfil bajo.
El pasado 11 de junio, durante un paro simbólico de jueces y fiscales en protesta por la denominada ‘ley Bolaños’, Biedma se convirtió en el foco de atención. En este evento, se denunciaron las injerencias políticas en la independencia judicial, lo que se interpretó como un respaldo a la magistrada por sus decisiones en el ‘caso David Sánchez’. Este apoyo se hizo evidente cuando sus colegas emitieron un comunicado en su favor días antes del paro.
El actual juez decano en funciones, Ángel Dionisio Estévez Jimeno, ha ocupado el cargo desde el 1 de octubre, tras el cese de Emilio García-Cancho, quien había estado en el puesto desde 2008. A diferencia de otras ciudades con un mayor número de juzgados, el juez decano en Badajoz no está liberado, lo que significa que debe compaginar sus funciones con las responsabilidades de su juzgado. Las funciones del juez decano son principalmente institucionales y no jurisdiccionales. Este cargo implica la representación de los jueces ante las instituciones, la gestión del reparto de asuntos entre los juzgados y la resolución de discrepancias que puedan surgir en este proceso.
Además, el juez decano debe asegurar el buen funcionamiento de las instalaciones judiciales y la logística necesaria para los procedimientos que requieran medidas especiales de seguridad. Este aspecto se ha vuelto especialmente relevante en casos de gran notoriedad, como el juicio por el crimen de la educadora Belén Cortés. El mandato del juez decano es de cuatro años, sin límite de reelección, lo que permite una continuidad en la gestión judicial.
La elección del nuevo juez decano se llevará a cabo mediante una votación secreta entre los jueces titulares y los de adscripción territorial que realicen funciones de sustitución. En Badajoz, hay 25 jueces titulares que podrán participar en este proceso electoral. La junta para las votaciones será presidida por el juez decano en funciones, y el secretario será el juez más joven presente. Para que un candidato sea elegido en la primera votación, debe obtener la mayoría de tres quintos de los asistentes. Si no se alcanza esta mayoría, se realizará una segunda votación, donde el ganador será el que obtenga el mayor número de votos. En caso de empate, se resolverá a favor del candidato con más antigüedad en el escalafón.
Una vez finalizado el proceso de votación, se redactará un acta que será enviada al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx). El CGPJ debe dar su visto bueno y ordenar la publicación del resultado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El candidato elegido tomará posesión del cargo al día siguiente de su publicación. Hasta la fecha, ninguna mujer ha ocupado el cargo de juez decano en Badajoz, lo que añade un elemento significativo a la candidatura de Biedma.
La situación actual en el ámbito judicial de Badajoz refleja no solo la importancia del cargo de juez decano, sino también el contexto político y social en el que se desenvuelven los jueces y fiscales. La figura de Beatriz Biedma, con su trayectoria y su reciente notoriedad, se convierte en un símbolo de la lucha por la independencia judicial en un momento en que la confianza en las instituciones está siendo puesta a prueba. A medida que se acercan las elecciones, la atención se centrará en cómo se desarrollará este proceso y qué implicaciones tendrá para el futuro del sistema judicial en la región.
