Las calles de Francia se han llenado de manifestantes en una jornada de huelga general que ha dejado un saldo de casi 200 detenidos. Este movimiento, convocado por todos los sindicatos del país, busca exigir la retirada de los recortes presupuestarios propuestos por el anterior gobierno. La situación ha escalado rápidamente, con miles de personas participando en bloqueos de transporte y manifestaciones en diversas ciudades, incluyendo París, donde se estima que más de 500,000 personas se unieron a la protesta.
**Contexto de la Huelga General**
La huelga del 18 de septiembre de 2025 se enmarca en un contexto de creciente descontento social en Francia. El gobierno anterior, liderado por el centrista François Bayrou, había propuesto un ajuste de 44,000 millones de euros en el presupuesto, lo que implicaba recortes significativos en el gasto público, congelación de prestaciones sociales y eliminación de días festivos. Estas medidas han sido recibidas con indignación por parte de los sindicatos y la población en general, quienes consideran que afectan gravemente a los sectores más vulnerables de la sociedad.
La secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Sophie Binet, ha hecho un llamado a la movilización, afirmando que «nunca hemos estado tan en situación de fuerza». Binet subrayó la necesidad de presionar al nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, quien enfrenta una situación política delicada y podría ser censurado en las próximas semanas. La líder sindical enfatizó que «no habrá estabilidad sin justicia social«, reflejando el sentimiento de muchos manifestantes que ven en estas protestas una oportunidad para hacer oír sus demandas.
**Desarrollo de las Protestas**
Desde las primeras horas de la jornada, se registraron intentos de bloqueos en estaciones de tren y otros puntos estratégicos. En París, los manifestantes coreaban consignas como «¡Macron, dimisión!» mientras marchaban por las calles. La Prefectura de Policía de París reportó que, a pesar de la masiva participación, se produjeron incidentes que resultaron en la detención de al menos 181 personas, además de 11 heridos, incluyendo a un policía y un periodista en Lyon.
Las autoridades movilizaron a 80,000 policías y gendarmes para controlar la situación, advirtiendo que actuarían con firmeza ante cualquier altercado. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, había anticipado la posibilidad de que entre 5,000 y 8,000 extremistas intentaran provocar disturbios, lo que generó un ambiente de tensión en las calles.
A pesar de la fuerte presencia policial, los manifestantes continuaron con sus acciones, ocupando pacíficamente la sede del Ministerio de Economía en París. Este acto simbólico fue parte de una serie de protestas que se llevaron a cabo en más de 260 ciudades a lo largo del país, reflejando un descontento generalizado con las políticas del gobierno.
Las manifestaciones no solo se limitaron a los adultos; también se registraron bloqueos en escuelas, donde estudiantes se unieron a la causa, mostrando que la juventud también está preocupada por el futuro económico y social del país. En Toulouse, por ejemplo, varios estudiantes intentaron obstaculizar el tráfico ferroviario, lo que resultó en más detenciones.
**Reacciones y Consecuencias**
Las reacciones a las protestas han sido diversas. Mientras que los sindicatos han aclamado la masiva participación como un éxito, el gobierno ha defendido la necesidad de los recortes como una medida para estabilizar la economía. Retailleau ha insistido en que las sanciones para aquellos que causen disturbios deben ser severas, reflejando la postura del gobierno ante la creciente tensión social.
Por otro lado, la movilización ha puesto de manifiesto la fragilidad política del gobierno actual. La presión ejercida por los sindicatos y la población podría llevar a cambios en las políticas económicas, especialmente si la situación se intensifica en las próximas semanas. La CGT ha dejado claro que continuarán luchando hasta que se escuchen sus demandas, lo que sugiere que las protestas podrían no ser un evento aislado, sino el inicio de un movimiento más amplio en Francia.
La jornada del 18 de septiembre ha sido un claro recordatorio de que la lucha por la justicia social y económica sigue siendo una prioridad para muchos franceses. A medida que el país enfrenta desafíos económicos, la respuesta de la población a las políticas del gobierno será crucial para determinar el rumbo futuro de la nación.