La reciente reunión entre Pedro Sánchez y los hermanos Jokin e Ibon Aperribay, figuras clave en SAPA, ha puesto de relieve la creciente tensión en torno a Indra, una de las empresas más relevantes en el sector de defensa español. Este encuentro no es solo un gesto protocolario; se enmarca en un contexto crítico donde la capacidad de Indra para cumplir con sus compromisos está siendo cuestionada, especialmente tras los retrasos en la entrega de los vehículos blindados 8×8, un proyecto clave para el Ministerio de Defensa.
La ministra Margarita Robles ha expresado su preocupación por la situación actual de Indra, señalando que la empresa no ha estado a la altura de las expectativas. La falta de confianza en la dirección de Indra, encabezada por Ángel Escribano, se ha convertido en un tema candente, especialmente considerando que el Estado es su principal cliente. La ministra ha dejado claro que, si dependiera de ella, Indra sería nacionalizada, un movimiento que podría cambiar radicalmente la dinámica de la industria de defensa en España.
### La Lucha por el Control de Indra
La tensión entre los Aperribay y los Escribano es palpable. Los primeros, que poseen un 7,9% de Indra, están en una posición delicada, ya que la compra de EM&E, la empresa familiar de los Escribano, está en juego. Esta operación, que algunos consideran abyecta, se ha vuelto urgente para los Escribano, quienes temen que la ministra Robles logre su objetivo de nacionalizar Indra antes de que se concrete la transacción.
La situación se complica aún más por el hecho de que Indra ha visto un aumento significativo en su capitalización bursátil, alcanzando cerca de 8.500 millones de euros, lo que contrasta con la valoración de EM&E, que ronda los 2.000 millones. Esta discrepancia plantea interrogantes sobre la viabilidad de la operación y la capacidad de Indra para gestionar sus compromisos actuales. La pregunta que muchos se hacen es: ¿cómo puede una empresa que factura alrededor de 300 millones de euros tener una valoración tan alta?
Los Escribano, por su parte, están presionando para cerrar la operación rápidamente, conscientes de que el tiempo corre en su contra. La ministra Robles ha utilizado ejemplos de otras empresas públicas, como Navantia, para argumentar a favor de la nacionalización de Indra, lo que añade presión a la situación. La visita de los Aperribay a La Moncloa no solo es un intento de mantener su influencia, sino también un recordatorio de que su posición no es tan sólida como podría parecer.
### Implicaciones para la Industria de Defensa
La incertidumbre que rodea a Indra tiene implicaciones significativas para la industria de defensa en España. La empresa ha sido vista como un pilar fundamental en la estrategia de defensa del país, y su capacidad para cumplir con los contratos es crucial para la seguridad nacional. Sin embargo, los retrasos en la entrega de productos y la falta de confianza en su gestión podrían tener repercusiones en la percepción pública y en la relación con el gobierno.
La ministra Robles ha dejado claro que la situación actual es inaceptable y que el gobierno está comprometido a asegurar que Indra cumpla con sus obligaciones. Esto podría llevar a una reestructuración significativa dentro de la empresa, especialmente si se decide avanzar hacia la nacionalización. Tal movimiento podría cambiar la forma en que se gestiona la industria de defensa en España, con un enfoque más centrado en la responsabilidad pública y la transparencia.
Además, la presión sobre Indra podría abrir oportunidades para otras empresas en el sector de defensa, que podrían estar dispuestas a asumir contratos que Indra no puede cumplir. Esto podría resultar en una mayor competencia y, potencialmente, en una mejora en la calidad de los productos y servicios ofrecidos en el mercado.
En resumen, la situación actual de Indra es un reflejo de las complejidades que enfrenta la industria de defensa en España. La lucha por el control de la empresa, las tensiones entre sus principales accionistas y la presión del gobierno son solo algunos de los factores que están en juego. A medida que se desarrollen los acontecimientos, será crucial observar cómo se resuelven estas tensiones y qué impacto tendrán en el futuro de la defensa en España.
