Las Islas Canarias, y en particular Tenerife, han sido testigos de la reciente llegada de la borrasca Claudia, un fenómeno meteorológico que ha generado preocupación entre los residentes y las autoridades locales. A pesar de las previsiones iniciales que anticipaban lluvias torrenciales y fuertes vientos, la realidad ha sido menos severa de lo esperado en la isla tinerfeña. Sin embargo, la situación ha requerido una respuesta rápida y efectiva por parte de los servicios de emergencia y el gobierno local.
**Condiciones Meteorológicas y Efectos en Tenerife**
La borrasca Claudia comenzó a afectar a Tenerife en la noche del 12 de noviembre de 2025, trayendo consigo lluvias que, aunque puntuales, no alcanzaron los niveles de precipitación que se habían pronosticado. En localidades como Santiago del Teide, San Miguel de Abona y Vilaflor, las lluvias fueron moderadas, con acumulaciones que no superaron los 20 litros por metro cuadrado. En contraste, Gran Canaria experimentó lluvias más intensas, con registros que alcanzaron hasta 78,4 litros por metro cuadrado en San Bartolomé de Tirajana.
A pesar de la menor incidencia de lluvias en Tenerife, la noche estuvo marcada por una serie de incidentes relacionados con el viento y las condiciones climáticas adversas. El servicio de emergencias 112 reportó alrededor de 120 incidentes en toda la isla durante la noche, la mayoría de los cuales se concentraron en municipios como La Laguna, Icod de Los Vinos y Arona. Las incidencias incluyeron cortes de luz, caídas de piedras en áreas como Boca Tauce, y daños estructurales menores, como la caída de planchas y otros elementos ligeros.
Las rachas de viento también fueron significativas, alcanzando velocidades de hasta 95 kilómetros por hora en algunas zonas de La Gomera y Tenerife. Esto llevó a la activación de protocolos de seguridad y a la movilización de un mayor número de efectivos de emergencia, que se triplicaron de 150 a 454 para hacer frente a la situación.
**Medidas de Seguridad y Respuesta de Emergencia**
Ante la llegada de la borrasca Claudia, el Cabildo de Tenerife implementó una serie de medidas preventivas para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Las oficinas de Atención Ciudadana permanecieron cerradas para evitar desplazamientos innecesarios, y se recomendó a la población que permaneciera en casa durante el pico de la tormenta. Además, se habilitaron líneas telefónicas para que los ciudadanos pudieran realizar trámites administrativos sin necesidad de desplazarse.
La respuesta de los servicios de emergencia fue rápida y coordinada. Se registraron evacuaciones preventivas en áreas de riesgo y se llevaron a cabo labores de achique de agua en viviendas afectadas por el rebosamiento de alcantarillas. Las autoridades también realizaron cortes de carretera en zonas donde se habían reportado desprendimientos y otros peligros relacionados con el clima.
A pesar de que la borrasca Claudia se alejó de las costas canarias el 13 de noviembre, las autoridades continuaron monitoreando la situación. Se previeron lluvias persistentes en algunas zonas del interior y en las medianías de Anaga, lo que llevó a mantener la alerta y a seguir recomendando precauciones a la población.
La situación en La Palma fue notablemente diferente, ya que esta isla experimentó las lluvias más intensas de la borrasca, con acumulaciones que superaron los 100 litros por metro cuadrado en algunas áreas. Esto generó preocupación por posibles inundaciones y desbordamientos de barrancos, lo que llevó a las autoridades a activar planes de emergencia específicos para la isla.
La experiencia de la borrasca Claudia ha resaltado la importancia de la preparación ante fenómenos meteorológicos extremos en las Islas Canarias. A pesar de que los efectos en Tenerife fueron menores de lo anticipado, la respuesta rápida y efectiva de los servicios de emergencia y la colaboración de la población fueron fundamentales para minimizar los daños y garantizar la seguridad de todos los residentes. Las lecciones aprendidas de este evento meteorológico servirán para mejorar la planificación y respuesta ante futuras tormentas en la región.
