En un evento sin precedentes, miles de estadounidenses se unieron en protestas masivas en más de mil ciudades y municipios del país, incluyendo importantes urbes como Washington D.C. y Nueva York. Las manifestaciones, organizadas bajo el lema «¡Quita tus manos!», fueron convocadas por aproximadamente 150 grupos progresistas que abarcan desde organizaciones de derechos humanos hasta sindicatos y colectivos feministas. La movilización se produce en un contexto de creciente descontento con las políticas del presidente Donald Trump, a quien muchos acusan de autoritarismo.
Las protestas se centraron en la oposición a los recortes masivos en el gobierno y las políticas económicas que han afectado a millones de estadounidenses. Los manifestantes, que portaban pancartas con mensajes como «Quita las manos de nuestros empleos» y «Ningún ser humano es ilegal», expresaron su frustración por las decisiones tomadas por Trump y su aliado, Elon Musk, quien ha sido criticado por su papel en la reducción de la administración pública.
Uno de los puntos más destacados de la protesta fue la Explanada Nacional de Washington, donde miles de personas se congregaron cerca del Capitolio y la Casa Blanca. Muchos de los asistentes eran empleados federales que habían sido despedidos recientemente como parte de un plan de recortes impulsado por Musk. Las manifestaciones también se llevaron a cabo en otras ciudades, como Nueva York, donde la lluvia no detuvo a aproximadamente mil personas que marcharon por las calles de Manhattan.
Los organizadores de la protesta han señalado que el país está en «crisis» debido a las políticas de Trump y han instado a la ciudadanía a actuar. La convocatoria enfatiza la necesidad de construir un movimiento de oposición contra lo que consideran un «saqueo» de los recursos del país en beneficio de Trump y sus aliados multimillonarios. Las protestas se han caracterizado por un ambiente de unidad entre diversos sectores de la sociedad, que se han unido para exigir un cambio en la dirección política del país.
Las críticas hacia Trump no solo se limitan a sus políticas económicas, sino que también abarcan su enfoque en temas sociales. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha implementado una serie de órdenes ejecutivas que han desmantelado programas de inclusión y diversidad, afectando a comunidades marginadas. Las manifestaciones han sido una respuesta a estas decisiones, que muchos consideran un retroceso en los derechos humanos y sociales.
En el ámbito internacional, las políticas de Trump también han generado tensiones. La guerra comercial que ha desatado, con la imposición de aranceles a productos de varios países, ha tenido repercusiones en la economía global. Los manifestantes han expresado su preocupación por cómo estas decisiones afectan no solo a los estadounidenses, sino también a las relaciones internacionales y al comercio mundial.
Las protestas de este fin de semana son consideradas la primera gran movilización de oposición desde que Trump asumió nuevamente la presidencia en enero. A medida que las manifestaciones se desarrollaban, se escucharon consignas que denunciaban el despido de empleados federales, los recortes en programas de salud pública y las deportaciones de migrantes. Los organizadores han enfatizado que estas políticas no solo perjudican a los trabajadores, sino que también amenazan la estabilidad económica del país.
En ciudades como Nueva York, los manifestantes llevaron banderas de diversas causas, incluyendo la comunidad LGTBI y la lucha por los derechos de los palestinos, lo que refleja la diversidad de intereses y preocupaciones que se han unido en esta lucha. La participación de diferentes grupos sociales ha sido un aspecto clave de estas movilizaciones, mostrando que el descontento con la administración de Trump trasciende las fronteras de la política económica.
A medida que las protestas continuaban, la atención se centró en la respuesta del gobierno y de Trump ante este creciente descontento. Muchos se preguntan si estas movilizaciones tendrán un impacto significativo en la política estadounidense y si lograrán cambiar el rumbo de las decisiones que afectan a millones de ciudadanos. Las manifestaciones de este fin de semana han puesto de relieve la creciente polarización en el país y la necesidad de un diálogo más inclusivo y representativo en la política estadounidense.