El Grupo Prisa se encuentra en un momento crítico tras el despido de José Miguel Contreras, quien fue director de Contenidos y un asesor cercano al presidente del Gobierno. Este cambio ha generado tensiones dentro de la organización, especialmente con su presidente, Joseph Oughourlian, quien ha decidido no seguir adelante con la creación de una televisión socialista, lo que ha llevado a un distanciamiento entre las partes. A pesar de esta ruptura, Prisa mantiene su línea editorial alineada con el Gobierno, aunque se anticipa un posible cambio de rumbo en el futuro.
Las fuentes del sector indican que Oughourlian continuará con la línea progresista de medios como la Cadena SER y El País, pero podría moderar su apoyo al PSOE en vista de las elecciones de 2027. Este cambio podría ser una estrategia para adaptarse a un posible cambio en el panorama político, donde la derecha podría ganar terreno. Desde el núcleo duro de Sánchez, se considera que la salida de Contreras es un «error catastrófico», ya que su ambición de lanzar una televisión que no ha demostrado ser rentable ha dejado al PSOE sin el respaldo mediático que antes disfrutaba.
En este contexto, se abren otros frentes mediáticos que podrían influir en la estrategia de comunicación del Gobierno. Telefónica, aunque no lanzará la televisión de Contreras, está considerando desarrollar una nueva línea de contenidos informativos. Por otro lado, RTVE, bajo la dirección de José Pablo López, está adoptando un enfoque que ha sido criticado por algunos sectores, que lo comparan con el modelo de Berlusconi. Este cambio incluye la incorporación de un equipo proveniente del popular programa ‘Sálvame’, que busca diversificar su oferta con contenidos de entretenimiento y bienestar.
El nuevo programa de RTVE, ‘La familia de la tele’, se propone ofrecer una variedad de secciones que van desde salud y bienestar hasta cultura y tradiciones. Esta estrategia parece estar diseñada para atraer a un público más amplio, aunque también ha suscitado críticas por su enfoque en el entretenimiento en lugar de la información seria. López ha defendido su gestión, argumentando que la audiencia de RTVE se mantiene estable y que hay un compromiso con la calidad del contenido.
A pesar de las críticas, la dirección de RTVE ha encontrado apoyo en ciertos sectores de la prensa conservadora. Algunos periodistas han elogiado la programación actual y han pedido un periodo de gracia para la nueva dirección, destacando la importancia de la libertad de expresión y la necesidad de evitar la manipulación en los medios. Esta situación refleja una compleja red de relaciones entre el Gobierno, los medios de comunicación y las audiencias, donde cada actor busca posicionarse de la mejor manera posible ante un panorama electoral incierto.
La crisis en Prisa y los cambios en RTVE son solo una parte de un escenario mediático en constante evolución. La relación entre el Gobierno y los medios se ha vuelto más tensa, especialmente con la perspectiva de las elecciones de 2027 en el horizonte. La capacidad de los medios para influir en la opinión pública y la política dependerá de cómo manejen estos cambios y de su habilidad para adaptarse a un entorno en el que la desconfianza hacia las instituciones es cada vez más palpable.
En resumen, la situación actual en Prisa y RTVE pone de manifiesto la fragilidad de las alianzas entre el poder político y los medios de comunicación. A medida que se acercan las elecciones, será crucial observar cómo estas dinámicas evolucionan y qué impacto tendrán en la cobertura mediática y en la percepción pública del Gobierno y sus políticas.