La central nuclear de Almaraz, ubicada en Extremadura, se ha convertido en un tema candente en el debate energético de España, especialmente para la Comunidad de Madrid. Esta instalación es responsable de aproximadamente el 25% de la energía eléctrica que consume la región, lo que la convierte en un pilar fundamental para el suministro eléctrico. Sin embargo, el anuncio de su cierre ha generado una gran preocupación entre los líderes políticos y la población, quienes temen que la falta de esta fuente de energía pueda llevar a apagones masivos en la capital y sus alrededores.
La posibilidad de un «cero», término que se utiliza en el sector eléctrico para referirse a un apagón generalizado, se ha vuelto más tangible con la inminente desconexión de Almaraz. Según estimaciones, si la central se cierra sin un plan de reemplazo adecuado, hasta el 60% de Madrid podría quedarse a oscuras. Este escenario es alarmante, especialmente considerando que la central generó en 2024 suficiente energía para abastecer a cuatro millones de hogares, lo que representa casi una quinta parte del total del país.
La central de Almaraz, con sus dos reactores, es una de las siete que existen en España y su cierre está programado para 2027, aunque se espera que el proceso de desmantelamiento no comience hasta 2030. Esta decisión ha sido criticada por muchos, quienes argumentan que la central aún tiene una vida útil considerable, que podría extenderse hasta 40 años más, similar a otras instalaciones nucleares en el mundo.
Los defensores de la energía nuclear, como las presidentas de Extremadura y Madrid, han hecho un llamado a reconsiderar esta decisión, argumentando que el cierre de Almaraz podría llevar a una crisis energética en la región. En particular, han señalado que durante eventos climáticos extremos, como la tormenta Filomena, la central fue crucial para evitar apagones, ya que las fuentes de energía renovables, como la solar, no son confiables en condiciones adversas.
El debate sobre el cierre de Almaraz también ha puesto de relieve la falta de alternativas viables para reemplazar la energía que actualmente proporciona. Aunque algunos en el PSOE sugieren que la central de Trillo podría asumir parte de la carga, expertos del sector advierten que una parada técnica en Trillo podría dejar a Madrid en una situación crítica. Esto se debe a que las energías renovables, aunque están en aumento, no pueden garantizar un suministro constante y fiable, especialmente en momentos de alta demanda.
La situación se complica aún más por el crecimiento demográfico en Madrid, que se espera que aumente en cerca de 700,000 personas para 2030. Esto significa que la demanda de energía seguirá creciendo, lo que hace aún más urgente encontrar soluciones sostenibles y efectivas. Sin embargo, las alternativas como el carbón y el gas son más costosas y menos sostenibles a largo plazo.
Además, la falta de inversión en infraestructura energética ha llevado a situaciones en las que incluso grandes industrias han tenido que interrumpir su suministro eléctrico. Este tipo de cortes, aunque poco comunes en el pasado, se han vuelto más frecuentes en los últimos años, lo que ha generado inquietud entre los empresarios y la población en general.
En respuesta a estas preocupaciones, los alcaldes de los municipios afectados por el cierre de Almaraz han comenzado a movilizarse, buscando apoyo y soluciones que puedan mitigar el impacto de esta decisión. Sin embargo, muchos críticos argumentan que el cierre de la central es más un tema político que técnico, y que las decisiones tomadas por el Gobierno no están alineadas con las necesidades energéticas reales de la región.
El futuro de la energía en Madrid y su dependencia de Almaraz es un tema que requiere atención urgente. La falta de un plan claro para reemplazar la capacidad de generación que se perderá con el cierre de la central podría llevar a una crisis energética sin precedentes. Mientras tanto, la comunidad sigue esperando respuestas y soluciones que aseguren un suministro eléctrico fiable y sostenible para todos sus habitantes.