Un reciente estudio publicado en la revista científica ‘The Lancet’ ha arrojado luz sobre la subvariante 1a de la mpox, anteriormente conocida como viruela del mono, revelando que esta variante presenta una tasa de mortalidad alarmante que supera el 4% en la República Democrática del Congo (RDC). La investigación, liderada por el doctor Oriol Mitjà del Hospital Germans Trias i Pujol y la Fundación Lucha contra las Infecciones, ha analizado casi 5,000 casos confirmados entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, proporcionando una descripción clínica exhaustiva de la enfermedad.
El Dr. Mitjà ha enfatizado la importancia de este estudio, señalando que ofrece herramientas cruciales para identificar casos y mejorar la respuesta sanitaria en un país que enfrenta serias limitaciones en su capacidad de vacunación. A pesar de tener más de 100 millones de habitantes, la RDC solo ha recibido 250,000 dosis de la vacuna, lo que resulta insuficiente para controlar el brote actual. Además, el doctor ha instado a la comunidad internacional a seguir invirtiendo en investigación y salud, especialmente en un contexto donde la desinversión en salud ha sido una tendencia preocupante, particularmente por parte de Estados Unidos.
La investigación ha identificado dos brotes simultáneos de mpox, causados por las subvariantes 1a y 1b del virus. La subvariante 1a, que es la más peligrosa, presenta una tasa de mortalidad superior al 4%, mientras que la subvariante 1b, aunque menos letal con una mortalidad del 0.6%, se transmite más fácilmente a través del contacto directo entre personas. Para poner esto en perspectiva, la variante 2, que causó los brotes en Europa y España en 2022, tenía una tasa de mortalidad inferior al 0.1%.
Roser Escrig, coprimera autora del estudio, ha subrayado que los hallazgos indican que la mpox puede manifestarse de manera mucho más grave de lo que se había considerado previamente, con altas tasas de complicaciones y mortalidad, especialmente entre niños y niñas. En la RDC, la mayoría de los afectados son jóvenes que no han sido vacunados, y casi la mitad de los casos son mujeres y niñas. Estos pacientes suelen presentar lesiones cutáneas extensas, que pueden superar las 250 en todo el cuerpo, en contraste con el promedio de 10 lesiones observadas en pacientes españoles con la variante 2.
Además, se ha observado que las complicaciones bacterianas graves son comunes en estos casos, lo que requiere tratamientos antibióticos, así como afectaciones oculares y respiratorias. La gravedad de la situación es alarmante, y los investigadores han hecho un llamado a la acción para abordar esta crisis de salud pública.
La mpox, que ha sido objeto de atención internacional en los últimos años, ha demostrado ser un virus complejo y desafiante. La nueva información sobre la subvariante 1a resalta la necesidad de una vigilancia continua y de una respuesta coordinada a nivel global para contener su propagación. La comunidad científica y los organismos de salud pública deben trabajar juntos para desarrollar estrategias efectivas que no solo aborden el brote actual, sino que también prevengan futuros incidentes relacionados con esta enfermedad.
El estudio también pone de relieve la importancia de la vacunación y la necesidad de aumentar la disponibilidad de vacunas en regiones de alto riesgo. La falta de acceso a la atención médica y a las vacunas en países como la RDC puede tener consecuencias devastadoras, no solo para la población local, sino también para la salud global en su conjunto.
En resumen, la investigación sobre la subvariante 1a de la mpox es un recordatorio de que las enfermedades infecciosas siguen siendo una amenaza significativa para la salud pública. La colaboración internacional y el compromiso con la investigación y la salud son esenciales para enfrentar estos desafíos y proteger a las comunidades más vulnerables.