La reciente declaración de Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en Valencia, ha puesto de manifiesto la confusión y desorganización que rodearon la gestión de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que afectó a la región el 29 de octubre. Durante su comparecencia ante la juez Nuria Ruiz, Bernabé expuso detalles sobre la activación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y la respuesta de los servicios de emergencia de la Generalitat, revelando un panorama caótico que ha suscitado numerosas preguntas sobre la eficacia de la coordinación en situaciones de crisis.
La jornada del 29 de octubre fue trágica, con un saldo de 225 muertos, y la gestión de la emergencia ha sido objeto de escrutinio. Bernabé relató que, a las 15:29 horas, el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) envió un correo solicitando la «desmovilización» de la UME, en lugar de su activación. Este error, que podría haber tenido consecuencias fatales, fue corregido más tarde, pero no sin generar dudas sobre la capacidad de respuesta de las autoridades.
En su declaración, Bernabé explicó que a las 12:00 horas recibió la primera noticia de una persona desaparecida en Alcudia. A las 12:20, contactó a la Consejera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, para ofrecer la disponibilidad de la UME de Bétera. Sin embargo, Pradas contradijo esta versión, afirmando que no se le había ofrecido la UME en ese momento. Esta discrepancia en los testimonios pone de relieve la falta de comunicación efectiva entre las distintas instancias de gobierno.
A medida que avanzaba la tarde, la situación se tornaba más crítica. A las 14:06, Bernabé intentó comunicarse con el Ayuntamiento de Utiel, donde se concentraban los problemas, pero no logró establecer contacto. Fue solo a las 14:33 cuando se le informó de la gravedad de la situación, lo que llevó a la activación de la UME. Sin embargo, la solicitud formal para su movilización no se envió hasta las 15:41, después de que se corrigiera el error inicial.
La UME, que ya había comenzado a movilizarse a las 14:56, se encontraba en una situación complicada. Bernabé recibió múltiples llamadas de preocupación de Utiel, donde los ciudadanos se veían obligados a refugiarse en los tejados debido a las inundaciones. A pesar de la activación de la UME, la falta de un puesto de mando avanzado y la confusión en la comunicación dificultaron la coordinación de los esfuerzos de rescate.
Durante la declaración, Bernabé también abordó el nivel de emergencia declarado, explicando que se había formado un puesto de mando avanzado en el lugar. Sin embargo, la falta de información clara y la desconexión entre los responsables complicaron la situación. A las 16:20, Bernabé se unió a una reunión del Cecopi, donde se discutieron los rescates en Utiel, que se estaban viendo obstaculizados por las inundaciones.
Uno de los puntos críticos discutidos fue el riesgo de desbordamiento de la presa de Forata, que podría haber causado inundaciones devastadoras en los municipios cercanos. A pesar de la preocupación expresada por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Bernabé afirmó que no se había mencionado un riesgo inminente durante la reunión, lo que generó críticas sobre la falta de previsión y respuesta adecuada ante la emergencia.
La situación se tornó aún más alarmante cuando Bernabé reveló que se enteró del desbordamiento en Utiel a través de los medios de comunicación, lo que subraya la falta de comunicación interna y la desconexión entre las autoridades. A las 20:00 horas, finalmente recibió llamadas del ministro del Interior y del secretario de Estado de Medio Ambiente, pero la tardanza en la respuesta ha dejado muchas preguntas sin respuesta.
La gestión de la DANA en Valencia ha puesto de relieve la necesidad de una revisión exhaustiva de los protocolos de emergencia y la importancia de una comunicación clara y efectiva entre las distintas instancias de gobierno. La tragedia de octubre no solo ha dejado un saldo devastador, sino que también ha expuesto las debilidades en la respuesta a emergencias en España.