Un evento cataclísmico ocurrido hace aproximadamente 5 millones de años transformó radicalmente el paisaje del mar Mediterráneo. Investigadores de la Universidad de Southampton han presentado un estudio que revela cómo el agua del Océano Atlántico fluyó a través del Estrecho de Gibraltar, llenando el Mediterráneo a una velocidad asombrosa, comparable a la de un automóvil en una pendiente. Este fenómeno, conocido como la Crisis Salina del Messiniense, marcó el fin de un periodo en el que el Mediterráneo era un vasto desierto salino.
La investigación, publicada en la revista Communications Earth & Environment, proporciona la evidencia más sólida hasta la fecha sobre este evento. Durante la Crisis Salina, que se extendió entre 5,97 y 5,33 millones de años atrás, el Mediterráneo quedó aislado del Atlántico, lo que llevó a la acumulación de enormes depósitos de sal y la formación de mesetas salinas.
Los científicos han demostrado que el reabastecimiento del mar no fue un proceso gradual, como se había creído anteriormente, sino que ocurrió de manera rápida y masiva. En 2009, la identificación de un canal de erosión que se extiende desde el Golfo de Cádiz hasta el Mar de Alborán cambió la percepción sobre cómo se produjo esta inundación. Este canal sugiere que hubo un único y descomunal derrame de agua que transformó el Mediterráneo en un mar en un tiempo extremadamente corto.
El estudio combina observaciones directas de más de 300 crestas asimétricas y alargadas, formadas por la erosión de flujos de agua de gran envergadura, con datos geofísicos y simulaciones numéricas. Estas crestas, ubicadas a lo largo del umbral de Sicilia, revelan la fuerza destructiva y la dirección del flujo de agua, permitiendo a los investigadores reconstruir la dinámica de la mega inundación.
Los expertos explican que la morfología de estas formaciones es compatible con una erosión generada por un flujo turbulento a gran escala, dejando huellas indelebles en el registro geológico. Además, el análisis de sedimentos litificados indica un depósito súbito y masivo en la frontera entre las épocas Messiniense y Zancliense.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que la inundación ocurrió en un periodo de tiempo muy corto, estimado entre dos y dieciséis años. Las tasas de descarga de agua oscilaron entre 68 y 100 millones de metros cúbicos por segundo, lo que equivale a llenar el Mediterráneo con una cantidad de agua equivalente a 1.000 veces el volumen del río Amazonas en la actualidad.
Los modelos computacionales desarrollados por el equipo sugieren que, a medida que avanzaba el derrame, la dirección del agua cambiaba y la intensidad del flujo aumentaba, alcanzando velocidades de hasta 32 metros por segundo. Este comportamiento no solo explica la capacidad erosiva de la mega inundación, sino también la rápida redistribución y transporte de sedimentos a grandes distancias.
Este descubrimiento no solo tiene implicaciones para la comprensión de la historia geológica del Mediterráneo, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre cómo los eventos climáticos extremos pueden haber influido en la evolución de la región. La investigación continúa, y los científicos esperan que futuros estudios puedan arrojar más luz sobre los efectos a largo plazo de esta mega inundación en el ecosistema del Mediterráneo y su geografía actual.