La situación política en Cantabria se ha vuelto cada vez más compleja para el PSOE, que ha mantenido un papel dominante en la región durante más de dos décadas. Sin embargo, la reciente jubilación de Miguel Ángel Revilla, líder del Partido Regionalista de Cantabria (PRC), ha abierto la puerta a un posible giro hacia la derecha, lo que podría cambiar el panorama político en la comunidad autónoma.
Durante los últimos 22 años, el PSOE ha cogobernado Cantabria en 16 de ellos, disfrutando de una relación relativamente estable con el PRC. Sin embargo, la decisión de Revilla de no presentarse a las elecciones de 2027 ha generado incertidumbre sobre el futuro de esta alianza. Pablo Zuloaga, el barón del PSOE en Cantabria, esperaba que la salida de Revilla beneficiara su candidatura, pero se encontró con una sorpresa: perdió las primarias del partido ante Pedro Casares, un antiguo aliado que ahora se ha convertido en su rival.
El PRC, que está en proceso de elegir a su candidato para las próximas elecciones, se enfrenta a una disyuntiva. Paula Fernández, la secretaria de Organización del PRC, se presenta como la candidata oficial, mientras que Pablo Diestro, el alcalde de Reocín, busca distanciar a su partido del PSOE. Diestro ha expresado su deseo de que el PRC se alinee más con el Partido Popular (PP), sugiriendo que la formación regionalista debería haber explorado la posibilidad de un gobierno de coalición con el PP, que actualmente tiene una mayoría sólida en la región.
Diestro ha declarado: «En los últimos años nos hemos acercado demasiado al Partido Socialista, hemos estado demasiado cerca de ellos y creo que esa no es nuestra función. Nuestra función es estar cerca de los cántabros y de Cantabria». Esta postura refleja un cambio en la estrategia del PRC, que podría tener implicaciones significativas para el PSOE en las próximas elecciones.
El resultado de las primarias del PSOE ha dejado a Zuloaga en una posición complicada. Casares, quien ganó las primarias, ha prometido unir al partido y trabajar en un proyecto que integre a todos los socialistas cántabros. Sin embargo, su victoria no ha sido bien recibida por todos, especialmente por aquellos que apoyaban a Zuloaga, quien contaba con el respaldo de Ferraz, la dirección nacional del PSOE.
La tensión entre las facciones del PSOE en Cantabria se ha intensificado, especialmente después de que Casares fuera excluido de la Ejecutiva Federal del partido, un movimiento que Zuloaga aplaudió como un respaldo a su liderazgo. Casares, por su parte, ha tratado de mantener una actitud diplomática, afirmando que su tiempo en la Ejecutiva fue un orgullo y que está comprometido con el futuro del PSOE en Cantabria.
La situación en Cantabria es un reflejo de las tensiones más amplias dentro del PSOE a nivel nacional, donde la lucha por el poder y la dirección del partido se ha vuelto cada vez más evidente. La pérdida de Zuloaga en las primarias podría ser un indicativo de un cambio en la base del partido, donde los votantes buscan un liderazgo más cohesionado y menos dependiente de las decisiones de la dirección nacional.
Mientras tanto, el PRC se prepara para sus propias primarias, y la elección de su candidato podría determinar el futuro de la política en Cantabria. Si Diestro logra imponerse, es probable que el PRC adopte una postura más crítica hacia el PSOE, lo que podría resultar en una pérdida de apoyo para los socialistas en la región.
El panorama político en Cantabria está en constante evolución, y las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para el futuro del PSOE y del PRC. Con las elecciones de 2027 a la vista, ambos partidos deberán navegar por un terreno político cada vez más complicado, donde las alianzas y las estrategias serán determinantes para su éxito o fracaso.