El 28 de abril de 2025, España vivió un apagón histórico que afectó a diversas áreas del país, incluyendo los colegios de Pozuelo de Alarcón. A las 12:30, la red eléctrica colapsó, generando un caos que se extendió a las comunicaciones y a la vida cotidiana de los ciudadanos. En este contexto, los centros educativos de la localidad se enfrentaron a una jornada llena de incertidumbre y desafíos, pero también demostraron una notable capacidad de adaptación y calma ante la adversidad.
**Desafíos en los Centros Educativos**
Los colegios de Pozuelo de Alarcón, como el Colegio Alarcón y el Colegio Pinar Prados de Torrejón, experimentaron el apagón de manera diferente. En el Colegio Alarcón, aunque los alumnos de tecnología se vieron afectados, el profesorado aprovechó la situación para fomentar debates y reflexiones entre los estudiantes. A pesar de la falta de electricidad, las clases continuaron con normalidad, gracias a que el día era soleado y no se necesitaba calefacción. La comida en el comedor, que funciona con gas, se sirvió sin inconvenientes, lo que ayudó a mantener un ambiente tranquilo.
Sin embargo, la situación no estuvo exenta de complicaciones. La recogida de los alumnos se convirtió en un desafío logístico. Algunos padres optaron por recoger a sus hijos en patinete o turnarse en motocicletas debido al tráfico intenso. En un caso particular, una profesora tuvo que acompañar a tres alumnos en taxi hacia el centro de Madrid, lo que refleja la solidaridad y el compromiso del personal educativo en momentos de crisis.
El Colegio Pinar Prados de Torrejón también se vio afectado, aunque de manera menos severa. La comida se sirvió un poco más fría de lo habitual, pero los padres se mostraron tranquilos al ver que la situación estaba controlada. A pesar de los problemas de transporte, la comunidad educativa mantuvo la calma y se adaptó a las circunstancias.
**La Respuesta de la Comunidad Educativa**
En contraste, el Colegio Divino Maestro enfrentó mayores dificultades. Con dos rutas escolares que no pudieron realizarse, muchos padres se vieron obligados a ir al colegio a recoger a sus hijos, lo que generó largas esperas y frustración. Algunos padres tardaron hasta tres horas en llegar debido a las colas en Moncloa. La falta de comunicación con el colegio, agravada por problemas de cobertura, complicó aún más la situación. A pesar de estos desafíos, el personal del colegio se esforzó por mantener la calma y asegurar que los niños estuvieran bien atendidos.
El Colegio San José Obrero, por su parte, experimentó un cambio en la atmósfera a medida que avanzaba el día. Aunque la preocupación inicial fue palpable, la llegada de una radio proporcionada por un padre permitió al colegio mantenerse informado sobre la situación. Esto ayudó a reducir el alarmismo y a tranquilizar tanto a los alumnos como a los padres. La última alumna del colegio no pudo ser recogida hasta las 20:00, lo que demuestra la prolongación de la jornada escolar debido al apagón.
Al día siguiente, cuando se restableció la normalidad, los colegios vivieron una jornada tranquila. Algunos padres decidieron mantener a sus hijos en casa, mientras que otros optaron por enviar a sus hijos a la escuela. En el Colegio Divino Maestro, una de las rutas escolares solo transportó a un niño, mientras que en el Colegio Alarcón no faltó ningún alumno. Todos los centros coincidieron en que no se adelantó temario ni se realizaron exámenes, y se organizaron actividades para repasar lo aprendido.
El apagón del 28 de abril dejó una huella en la comunidad educativa de Pozuelo de Alarcón, pero también puso de manifiesto la capacidad de adaptación y la solidaridad de los docentes, padres y alumnos. A pesar de las dificultades, la jornada se desarrolló con un enfoque en la seguridad y el bienestar de los estudiantes, lo que permitió que la comunidad se uniera en un momento de crisis.