En un movimiento que ha generado controversia y debate, el gobierno de Estados Unidos ha reinstaurado un veto de entrada que afecta a ciudadanos de 12 países. Esta medida, firmada por el expresidente Donald Trump, busca, según sus declaraciones, «proteger a los estadounidenses de peligrosos agentes extranjeros». La lista de países incluye Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. A partir del 4 de junio de 2025, los ciudadanos de estas naciones no podrán ingresar a Estados Unidos por ninguna vía, salvo algunas excepciones específicas.
### Excepciones a la Prohibición
El veto no es absoluto y contempla ciertas excepciones. Aquellos que posean ciudadanía dual, permisos de residencia o que sean atletas que viajen a Estados Unidos para participar en eventos deportivos como la Copa del Mundo de la FIFA 2026 o los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, podrán ingresar al país. Esta medida ha suscitado preguntas sobre cómo se aplicará en la práctica, especialmente para los aficionados que deseen asistir a estos eventos.
La Casa Blanca ha indicado que las selecciones nacionales de Irán y Haití, que participarán en la Copa Oro de la Concacaf 2025, no enfrentarán problemas para ingresar al país. Esto incluye a entrenadores, personal de apoyo y familiares inmediatos de los jugadores. Sin embargo, la situación es menos clara para los aficionados que deseen viajar a Estados Unidos para presenciar los partidos en vivo. Hasta el momento, no se ha confirmado si se implementará un sistema de identificación para los aficionados, como el FAN ID utilizado en los Mundiales anteriores.
### Implicaciones para los Eventos Deportivos
La reinstauración del veto ha generado inquietud entre los organizadores de eventos deportivos internacionales. La FIFA, consciente de las restricciones impuestas, ha estado en contacto con el gobierno estadounidense para asegurar que los atletas y sus equipos puedan participar sin inconvenientes. La colaboración entre la FIFA y la administración de Trump ha sido estrecha, especialmente con la creación de un grupo de trabajo que coordina los esfuerzos organizativos para el Mundial de 2026.
El veto también afecta a otros eventos deportivos, como el Mundial de Clubes de la FIFA 2025, que se llevará a cabo en Estados Unidos. La orden ejecutiva permite la entrada de jugadores de países afectados, siempre que estén participando en el torneo. Esto incluye a varios futbolistas de nacionalidades restringidas, lo que podría complicar la logística para los equipos y sus respectivas federaciones.
Por ejemplo, jugadores de Haití, Venezuela e Irán que militan en clubes de diversas ligas podrían verse afectados por las restricciones, aunque se espera que las excepciones permitan su participación. La situación es un reflejo de las tensiones políticas y sociales que rodean la inmigración y el deporte en Estados Unidos, y plantea preguntas sobre cómo se equilibrarán las preocupaciones de seguridad con el deseo de promover el deporte y la inclusión.
La medida ha sido recibida con críticas por parte de defensores de los derechos humanos y organizaciones que abogan por una política migratoria más inclusiva. Argumentan que el veto no solo afecta a los atletas y sus familias, sino que también tiene un impacto negativo en la percepción global de Estados Unidos como un país acogedor y abierto a la diversidad.
A medida que se acercan los eventos deportivos internacionales, la atención se centrará en cómo se implementarán estas restricciones y cómo afectarán a los participantes y aficionados. La comunidad internacional observa de cerca, ya que el resultado de estas políticas podría influir en futuras decisiones sobre la organización de eventos deportivos en Estados Unidos y la relación del país con el resto del mundo.