La reciente decisión de los dos principales partidos ultraortodoxos de Israel de abandonar la coalición gubernamental liderada por Benjamín Netanyahu ha desencadenado una crisis política significativa en el país. Este movimiento se produce en un contexto de tensiones crecientes en torno a la legislación sobre las exenciones del servicio militar para los estudiantes de las escuelas talmúdicas, un tema que ha sido central en la política israelí durante décadas.
### La Retirada de los Ultraortodoxos
Los partidos Shas y Judaísmo Unido de la Torá (UTJ) han decidido retirarse del gobierno debido a la negativa del partido Likud, que es el mayoritario en la coalición, a aprobar una ley que exima a los estudiantes de yeshivas del servicio militar. Esta decisión deja a Netanyahu con una coalición minoritaria de solo 50 escaños en la Knéset, el parlamento israelí, muy por debajo de los 61 necesarios para mantener el control.
La situación se ha vuelto más tensa después de que el partido Shas advirtiera sobre una posible ruptura, citando un «grave e inaceptable daño a la condición de los eruditos de la Torá». El Consejo de Sabios de la Torá del partido se reunió para discutir la continuidad de su participación en el gobierno, lo que finalmente llevó a la decisión de abandonar el ejecutivo. Esta crisis no solo afecta la estabilidad del gobierno, sino que también plantea preguntas sobre el futuro político de Netanyahu y su capacidad para gobernar sin el apoyo de estos partidos clave.
La oposición, liderada por Yair Lapid, ha reaccionado rápidamente, declarando que el actual gobierno es ilegítimo y carece de autoridad. Sin embargo, la salida de los ultraortodoxos no garantiza elecciones anticipadas, ya que para disolver la Knéset se requiere un voto favorable de los diputados, lo que podría ocurrir después del receso estival, posiblemente en octubre.
### El Contexto de las Exenciones Militares
El conflicto en torno a las exenciones militares de los ultraortodoxos es un tema profundamente arraigado en la política israelí. Desde la fundación del Estado, los judíos que se dedican al estudio de textos sagrados a tiempo completo han estado exentos del servicio militar obligatorio. Sin embargo, esta exención fue regulada temporalmente y expiró en junio de 2024, momento en el que el Tribunal Supremo ordenó al Ejército comenzar a reclutar a los miembros de estas comunidades.
El gobierno intentó impulsar una nueva legislación para mantener gran parte de estas exenciones, pero el proyecto ha estado estancado en el parlamento durante meses. Yuli Edelstein, un parlamentario del Likud, se ha negado a avanzar en cualquier propuesta que no aumente significativamente el número de personas disponibles para el reclutamiento militar. Este estancamiento ha exacerbado las tensiones dentro de la coalición, ya que los partidos ultraortodoxos ven amenazados sus intereses y su base de apoyo.
La polémica sobre las exenciones militares cobra especial relevancia en el contexto actual de la guerra en Gaza. Desde el inicio del conflicto, el gobierno ha movilizado a decenas de miles de reservistas para sostener su ofensiva contra Hamás. Esta movilización ha generado críticas entre los ciudadanos no vinculados a los grupos ultraortodoxos, cuyos familiares están siendo llamados a participar en el conflicto mientras los estudiantes de yeshivas permanecen exentos del servicio militar. Esta percepción de desigualdad ha alimentado el descontento social y ha puesto en tela de juicio la legitimidad del gobierno de Netanyahu.
La situación actual plantea un desafío significativo para el primer ministro, quien se encuentra en una posición vulnerable. La salida de los ultraortodoxos no solo debilita su gobierno, sino que también podría tener repercusiones en la política israelí a largo plazo. Con una coalición minoritaria, Netanyahu deberá buscar nuevas alianzas o enfrentar la posibilidad de elecciones anticipadas, lo que podría cambiar el panorama político en Israel de manera drástica.
En este contexto, la atención se centra en cómo el gobierno manejará la crisis y si será capaz de encontrar una solución que satisfaga a todas las partes involucradas. La política israelí, marcada por su complejidad y divisiones, se enfrenta a un momento crucial que podría redefinir su futuro inmediato.