En la era de la comunicación instantánea, el fenómeno del ‘visto’ se ha convertido en una fuente de ansiedad y malestar emocional para muchas personas. La sensación de haber enviado un mensaje y no recibir respuesta puede desencadenar una serie de emociones que van desde la inseguridad hasta la frustración. Este artículo explora cómo el silencio digital afecta nuestra salud mental y cómo podemos aprender a manejarlo de manera efectiva.
La ansiedad provocada por un ‘visto’
Cuando enviamos un mensaje y vemos que ha sido leído, pero no obtenemos respuesta, es natural que surjan pensamientos negativos. La mente tiende a llenar el vacío con suposiciones, lo que puede llevar a una espiral de ansiedad. La psicóloga Saray Ares explica que la necesidad de respuestas es inherente a los seres humanos. «Necesitamos completar las historias y atar los cabos sueltos porque eso nos da una sensación de control y seguridad», comenta. Sin embargo, cuando un mensaje queda en ‘visto’, nos encontramos en el lado opuesto: en la incertidumbre.
Este vacío emocional puede intensificarse dependiendo de la importancia de la persona que está al otro lado de la pantalla. Cuanto más significativa sea la relación, más profunda será la reacción emocional. La falta de respuesta puede hacer que cuestionemos no solo la relación, sino también nuestra propia valía. Ares señala que es común entrar en un estado de alerta constante, revisando la conversación repetidamente y sintiendo la necesidad de volver a escribir. Este comportamiento puede convertirse en un caldo de cultivo para el malestar emocional, especialmente si la persona en cuestión es alguien a quien valoramos profundamente.
Entender el silencio como un mensaje
Es fundamental recordar que un ‘visto’ no siempre significa lo que creemos. A menudo, la falta de respuesta puede deberse a factores que escapan a nuestro control. Cada persona tiene su propio estilo de comunicación y sus propios tiempos. Ares explica que hay quienes no se sienten cómodos usando el teléfono, mientras que otros pueden estar lidiando con su propia ansiedad o simplemente olvidarse de responder. «Que alguien no conteste puede significar mucho, o absolutamente nada. Depende de su manera de relacionarse, no solo contigo, sino consigo misma», aclara.
Es importante tener en cuenta que el silencio también comunica. En terapia sistémica se dice que no podemos no comunicar. El silencio puede ser un mensaje en sí mismo, y aprender a tolerar esta situación es crucial para nuestro bienestar emocional. A veces, la única opción es practicar la aceptación y entender que no siempre obtendremos respuestas claras. Esta aceptación puede ayudarnos a reducir la ansiedad y evitar cargar con la culpa o la frustración por algo que está fuera de nuestro control.
La dependencia de las redes sociales
La relación que tenemos con las redes sociales también juega un papel importante en cómo percibimos el silencio digital. La psicóloga Ares advierte que las plataformas de mensajería están diseñadas para mantenernos enganchados, y el ‘visto’ es una estrategia que alimenta nuestra ansiedad. «El malestar que genera la no respuesta no es casual; está medido y previsto para que sigamos conectados», explica. Esta dependencia puede dificultar nuestra capacidad para desconectar y manejar nuestras emociones de manera saludable.
Para protegernos emocionalmente, es esencial establecer límites en nuestro uso de las redes sociales. Si pasamos mucho tiempo esperando una respuesta, es probable que estemos canalizando nuestras interacciones en un espacio que no siempre refleja la realidad de nuestras relaciones. Ares sugiere que si fuera de la pantalla no hay escucha, respeto o cuidado, entonces el problema puede ser más profundo y merecer nuestra atención.
Elegir el bienestar emocional
Decidir cómo manejar la falta de respuesta de alguien puede ser un desafío personal. A veces, la tentación de esperar a que la otra persona cambie puede ser fuerte, pero es crucial recordar que el cambio no depende de nosotros. Ares enfatiza que a menudo, quedarse en una relación que no nos nutre puede ser incompatible con nuestro bienestar. «Si para que alguien te vea tienes que callarte o encogerte, quizás ese lugar no es para ti», comenta.
El amor y las relaciones no deberían ser sinónimos de sufrimiento. Ares recuerda que el amor verdadero es calma y no lucha. Aprender a manejar la falta de respuesta no se trata de descifrar por qué no nos contestaron, sino de decidir qué significa ese silencio para nosotros y cómo queremos cuidarnos frente a él. La respuesta más importante no proviene de la otra persona, sino de nosotros mismos, y es fundamental priorizar nuestro bienestar emocional en cualquier relación.