Jessica Silva, una británica de 49 años, tomó la valiente decisión de dejar atrás su vida en Londres para mudarse a Mallorca en 2017. Lo que comenzó como un cambio arriesgado se ha transformado en la mejor elección de su vida. En una reciente entrevista, Silva compartió su experiencia y las razones que la llevaron a abandonar su trabajo corporativo en la capital británica, donde ganaba un sueldo de seis cifras.
La vida en Londres era intensa y estresante para Silva, especialmente después del nacimiento de su hijo. «Lo llevaba en el tren al trabajo, lo dejaba en la guardería, trabajaba, lo recogía, a veces lo llevaba a la oficina, volvía peleando por un asiento en el tren y luego era cena, baño y cama. No tenía tiempo con él. Esta no era la vida que quería», confesó. La situación se volvió insostenible cuando su empresa anunció despidos, lo que le dio la oportunidad perfecta para ejecutar su plan de salida: formarse como coach de vida y mudarse con su familia a la isla balear.
Apenas un mes después de dejar su empleo en Londres, Silva alquiló su casa y se trasladó a un pequeño pueblo de 4.500 habitantes en el centro de Mallorca. Aunque su vida dio un giro radical, la adaptación no fue fácil. Como madre soltera inglesa en un entorno catalanoparlante, tuvo que superar la barrera del idioma y aprender a integrarse en su nuevo hogar. «Tenía que presentarme a la gente y no avergonzarme demasiado de mi español», recordó. Sin embargo, el apoyo de un grupo de amigas que la acogieron desde el principio fue fundamental para su integración.
El impacto en su hijo también fue significativo. Al principio, enfrentó dificultades en la escuela local, pero con el tiempo logró hablar inglés, catalán y español. Silva destaca que, aunque sus ingresos actuales son mucho más bajos que en Londres, no necesita ganar tanto dinero para disfrutar de una mejor calidad de vida. Compró una casa de tres habitaciones en Mallorca por 85.000 euros y sus gastos mensuales son considerablemente más bajos que en su vida anterior. Por ejemplo, gasta alrededor de 70 euros a la semana en la compra, 20 euros en una comida fuera, 200 euros al mes en electricidad y 50 euros al mes en actividades para su hijo.
«No necesito un vestuario de oficina ni pagar transporte, porque trabajo desde casa», explicó. Este nuevo estilo de vida mediterráneo ha transformado su forma de criar a su hijo. Silva menciona que en Mallorca, los niños tienen más libertad y autonomía. «Los niños vienen a todo, incluso a cenar a las nueve de la noche. Pueden correr por la plaza del pueblo jugando mientras cenamos en un restaurante. Ver a otros padres me enseñó a relajarme», relató.
Hoy, su hijo, que ahora tiene 12 años, disfruta de una vida más equilibrada y feliz. Con una rutina laboral más corta y flexible, Silva combina su negocio online con tardes de playa y paseos. Hace tres años conoció a su actual pareja, un mallorquín, y desde entonces no contempla regresar al Reino Unido. «Echo de menos a mi familia y amigos cercanos, pero incluso viviendo en Londres probablemente no los vería mucho. No veo por qué volvería nunca», concluyó.
La historia de Jessica Silva es un testimonio inspirador de cómo un cambio radical puede llevar a una vida más plena y satisfactoria. Su experiencia resuena con muchos que buscan un equilibrio entre la vida laboral y personal, y demuestra que a veces, dar un salto al vacío puede resultar en la mejor decisión de nuestras vidas.