La mañana del 27 de agosto de 2025, Madrid se vistió de luto para rendir homenaje a Manuel de la Calva, una de las mitades del icónico Dúo Dinámico. La capilla ardiente, instalada en la sede de la SGAE, se convirtió en un punto de encuentro para familiares, amigos y admiradores que querían dar su último adiós a un artista que dejó una huella imborrable en la música española. La atmósfera estaba cargada de emoción y nostalgia, reflejando el impacto que tuvo Manuel en la vida de quienes lo conocieron y en la cultura musical del país.
La llegada de los familiares fue un momento especialmente conmovedor. Su hijo, Daniel de la Calva, apareció visiblemente afectado, acompañado por un personal de seguridad. Con una voz entrecortada, expresó el dolor que siente la familia: «Estamos aguantando, pero muy agradecidos». Estas palabras resonaron en el corazón de todos los presentes, encapsulando la mezcla de tristeza y gratitud que caracteriza a quienes han perdido a un ser querido.
La viuda de Manuel, Mirna Carvajal, también llegó a la capilla ardiente, donde fue recibida con respeto y cariño. Su presencia simbolizaba más de cinco décadas de amor y complicidad, un vínculo que perduró a lo largo de los años. Mirna, en silencio, se unió a la multitud que esperaba para rendir homenaje a su esposo, un hombre que no solo fue un gran artista, sino también un compañero leal y amoroso.
Entre los asistentes se encontraba Ramón Arcusa, el inseparable compañero de Manuel durante más de seis décadas. Visiblemente emocionado, apenas pudo contener las lágrimas al recordar a su amigo: «Estamos como podemos, porque ha sido muy terrible la noticia. Nos queda el recuerdo y las canciones. Gracias». Estas palabras reflejan la profunda conexión que existía entre ambos, una amistad forjada en el escenario y en la vida.
La hija de Manuel, Victoria de la Calva, también se dirigió a los medios, agradeciendo el apoyo recibido y recordando la importancia de su padre en la vida de tantas personas: «Es una satisfacción ver que una persona que has querido tanto, con su talento ha hecho tan feliz a tantas personas». Su testimonio fue un recordatorio del legado que deja Manuel, no solo como artista, sino como ser humano.
El evento no solo fue un momento de despedida, sino también una celebración de la vida y la música de Manuel. Miguel Ríos, otro gran referente de la música española, se acercó para rendir homenaje a su amigo: «Un momento muy duro para la profesión, para la familia de Manolo y también para Ramón, que fue la primera persona en la que pensé». Ríos recordó cómo el Dúo Dinámico marcó un antes y un después en la historia de la música pop en España, enseñando a las nuevas generaciones cómo tratar a los fans y cómo construir una carrera musical sólida.
La capilla ardiente también fue un espacio para que otros artistas y amigos compartieran sus recuerdos y anécdotas. El pianista Pablo Sebastián, quien expresó su deseo de haber podido rendir un homenaje musical, recordó que «Resistiré» siempre será un himno que representa el espíritu de lucha y esperanza que caracterizó a Manuel. Por su parte, la cantante Massiel, con lágrimas en los ojos, destacó la importancia del Dúo Dinámico en la historia de la música española, afirmando que «el pop entra en España con el Dúo Dinámico».
La presencia de figuras del mundo del espectáculo, como la actriz Loreto Valverde y el compositor Carlos, subrayó el impacto que Manuel tuvo en la vida de muchos. Valverde lo describió como «un ser de luz, humilde como nadie, cariñoso, cercano y un grandísimo compañero», mientras que Carlos recordó que su colaboración en la creación de «Resistiré» fue un orgullo inmenso.
El ambiente en la capilla ardiente estaba impregnado de flores y coronas enviadas por instituciones, colegas y admiradores, todos ellos testigos de la huella que dejó Manuel de la Calva. La SGAE, de la que fue miembro desde 1960, lo recordó como un «autor eterno», destacando que su repertorio es fundamental para entender la música en español de las últimas décadas.
A lo largo de su vida, Manuel mantuvo un fuerte arraigo en Madrid, donde disfrutó de su faceta más íntima y familiar. Su historia personal, marcada por la lucha contra el cáncer en 2011, fue un testimonio de su fortaleza y resiliencia. A pesar de los desafíos, siempre mantuvo una actitud positiva, convirtiendo su experiencia en una lección de vida para quienes lo rodeaban.
La despedida a Manuel de la Calva no solo fue un adiós a un gran artista, sino también un homenaje a un ser humano excepcional, cuya música y legado seguirán vivos en el corazón de todos aquellos que lo conocieron y amaron. Su vida y su obra permanecerán como un faro de inspiración para futuras generaciones de músicos y amantes de la música.