Durante años, el cardio ha sido considerado el rey del entrenamiento físico, asociado a la pérdida de peso y a la mejora de la salud cardiovascular. Sin embargo, Rubén Ávila, entrenador personal y CEO de Myofisix, plantea una serie de cuestionamientos sobre la efectividad y la necesidad del cardio en nuestras rutinas de ejercicio. En su libro ‘El mito del cardio’, Ávila desmantela varias creencias populares sobre este tipo de ejercicio, sugiriendo que no es tan indispensable como se ha creído.
La definición de cardio ha evolucionado con el tiempo. Originalmente, se refería a actividades como correr o andar en bicicleta a un ritmo constante. Hoy en día, el término se ha ampliado para incluir una variedad de actividades, desde bailar hasta caminar rápido. Esta falta de una definición clara ha llevado a confusiones sobre lo que realmente implica el cardio y su efectividad.
Uno de los mitos más comunes es que el cardio es esencial para perder peso. Ávila aclara que la pérdida de grasa no depende únicamente del ejercicio, sino que está influenciada por múltiples factores, incluyendo la dieta, el descanso y el manejo del estrés. Además, enfatiza que el entrenamiento de fuerza es crucial para aumentar la masa muscular, lo que a su vez incrementa el gasto energético en reposo. Esto significa que, aunque el cardio puede ayudar, no es la única solución para adelgazar.
Otro aspecto que Ávila aborda es la idea de que el cardio mejora la salud del corazón. Según él, el corazón no se fortalece directamente a través del cardio, sino que se adapta a las demandas de la musculatura esquelética. Esto implica que el entrenamiento de fuerza y la actividad física general son igualmente importantes para mantener un corazón saludable.
La capacidad aeróbica, que se refiere a la habilidad del cuerpo para utilizar oxígeno durante el ejercicio, también es un tema de discusión. Ávila explica que, aunque el cardio puede mejorar esta capacidad, no se puede generalizar. La mejora en la resistencia depende del tipo de actividad que se realice. Por ejemplo, alguien que corre regularmente será más resistente al correr, pero eso no significa que su resistencia se traduzca a otras actividades.
El entrenador también critica la noción de que el cardio es un ejercicio funcional. Para que una actividad sea considerada funcional, debe respetar la función de los músculos y las articulaciones involucradas. Correr o andar en bicicleta, por sí solos, no son más o menos funcionales; lo que importa es cómo se integran en un programa de entrenamiento más amplio.
Ávila también destaca que cualquier actividad física que se realice por placer puede mejorar el estado de ánimo. Esto sugiere que el beneficio del ejercicio no radica únicamente en el tipo de actividad, sino en la conexión emocional que se establece con ella. Por lo tanto, es fundamental encontrar una actividad que disfrutes, ya sea cardio o entrenamiento de fuerza, para mantener una rutina sostenible.
En cuanto a la pregunta de si es necesario incluir cardio en un programa de entrenamiento, Ávila sugiere que no es obligatorio. Lo más importante es lograr mejoras en el tejido muscular esquelético de manera segura y eficiente. Esto puede lograrse a través de entrenamientos controlados y cortos, que minimicen el riesgo de lesiones y maximicen los beneficios.
En resumen, el cardio puede ser una parte de un estilo de vida activo, pero no es la única opción. La clave está en encontrar un equilibrio entre diferentes tipos de ejercicio y en entender que la salud y el bienestar son el resultado de un enfoque integral que incluye la actividad física, la nutrición y el manejo del estrés. La idea de que el cardio es el único camino hacia la salud y la forma física es un mito que necesita ser reevaluado.