La situación actual de las empresas Talgo y Duro Felguera ha suscitado un gran interés en el ámbito económico español, especialmente en lo que respecta a la intervención del Estado a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). A pesar de las presiones y las necesidades evidentes de ambas compañías, la SEPI parece estar retrasando su entrada en el capital de estas empresas, lo que ha generado diversas opiniones y análisis sobre las implicaciones de esta decisión.
### La Resistencia de SEPI ante Talgo y Duro Felguera
La SEPI, presidida por Belén Gualda y bajo la supervisión del Ministerio de Hacienda, ha sido objeto de críticas por su falta de acción en el caso de Talgo y Duro Felguera. En el caso de Talgo, la empresa ferroviaria ha celebrado recientemente una Junta General Extraordinaria de Accionistas, donde se discutieron temas cruciales como el nombramiento de nuevos consejeros y la aprobación de cuentas. Sin embargo, la SEPI aún no ha concretado su entrada en el capital de la compañía, a pesar de que muchos consideran que su intervención es necesaria para asegurar la estabilidad y el futuro de la empresa.
Por otro lado, Duro Felguera también ha enfrentado desafíos significativos, incluyendo un ERE que afecta a la mitad de su plantilla. La situación de ambas empresas es crítica, y la falta de acción por parte de la SEPI ha llevado a cuestionar la estrategia del gobierno en cuanto a la defensa de empresas consideradas estratégicas para la economía nacional. En contraste, la SEPI actuó rápidamente en el caso de Indra y Telefónica, donde no hubo presiones similares para su intervención.
### La Comparativa de Costos y Estrategias
La entrada de la SEPI en Talgo y Duro Felguera podría costar alrededor de 412 millones de euros, una cifra considerablemente menor a los más de 4.300 millones que se gastaron en Indra y Telefónica. Este aspecto financiero ha sido un punto de discusión entre los analistas, quienes argumentan que la intervención en estas empresas podría ser más beneficiosa para los contribuyentes y la economía en general. La falta de acción en este sentido ha llevado a muchos a cuestionar la lógica detrás de las decisiones del gobierno.
El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, ha manifestado que es crucial que las capacidades estratégicas industriales se mantengan y desarrollen en España. Sin embargo, la realidad es que la entrada de la siderúrgica vasca Sidenor en Talgo no resolverá los problemas de capacidad industrial que enfrenta la empresa. Además, la incertidumbre generada por los aranceles impuestos por Estados Unidos al acero ha complicado aún más la situación.
La SEPI ha argumentado que su intervención es necesaria para proteger la tecnología de ancho variable de Talgo, que es considerada estratégica. Sin embargo, la falta de acción concreta ha llevado a la frustración entre los accionistas y trabajadores de ambas empresas, quienes ven cómo el tiempo se agota para formalizar acuerdos que podrían salvar sus empleos y asegurar el futuro de las compañías.
### La Junta de Accionistas y el Futuro de Duro Felguera
En la reciente Junta General de Accionistas de Duro Felguera, a pesar de las críticas de los accionistas minoritarios, se aprobaron los acuerdos propuestos por una amplia mayoría. Esto incluye la aprobación de cuentas y la gestión de la empresa, que está controlada en gran parte por inversores mexicanos y portugueses. La situación de Duro Felguera es alarmante, ya que ha lanzado un ERE que afectará a 699 empleados, lo que representa un golpe significativo para la plantilla y la comunidad local.
El presidente de Duro Felguera ha prometido implementar medidas para hacer la empresa viable, pero muchos se preguntan si estas promesas son suficientes ante la magnitud de los problemas que enfrenta la compañía. La venta de su planta de calderería pesada a Indra por 3,6 millones de euros es un intento de aliviar la situación financiera, pero la incertidumbre persiste sobre el futuro de los empleados de esta planta.
La falta de claridad en la estrategia del gobierno y la SEPI ha llevado a un clima de desconfianza entre los trabajadores y accionistas de ambas empresas. La presión para que la SEPI actúe se intensifica, ya que la situación económica de Talgo y Duro Felguera se vuelve cada vez más crítica. La intervención del Estado podría ser la clave para asegurar la estabilidad de estas empresas y proteger los empleos de miles de trabajadores en España.