El Santiago Bernabéu, emblemático estadio del Real Madrid, enfrenta un dilema significativo relacionado con el ruido generado durante los conciertos. La reciente cancelación de eventos, como el de la popular artista Aitana, ha puesto de manifiesto la fragilidad de los ingresos que el club obtiene de estos espectáculos. Inicialmente, se estimó que los conciertos podrían aportar hasta 360 millones de euros anuales, pero esta cifra ha sido drásticamente reducida a solo un 1% de la facturación total del club, es decir, alrededor de 10 millones de euros. Esta discrepancia ha generado escepticismo sobre la veracidad de los datos proporcionados por la directiva del club.
El problema del ruido no solo afecta al Real Madrid, sino también a sus socios, como la firma Sixth Street, que había acordado recibir el 70% de los ingresos de estos eventos para contribuir a la financiación de la remodelación del estadio. La falta de una solución efectiva al problema del ruido se debe a que la estructura del estadio no ha sido completamente renovada. A pesar de las reformas, se ha mantenido la antigua estructura de hormigón, lo que ha permitido que el sonido se propague sin control. Intentos de instalar pantallas acústicas han sido insuficientes, ya que el ruido sigue filtrándose a través de rendijas y la cubierta del estadio, que actúa como un amplificador de sonido.
Los socios del club, en su mayoría, han apoyado la gestión de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y han votado a favor de mantener el estadio en su ubicación actual, a pesar de las críticas sobre el ruido. Sin embargo, la situación ha llegado a los tribunales, donde se cuestiona el cumplimiento de la normativa vigente sobre niveles de ruido. La normativa municipal establece un límite de 55 decibelios, que se reduce a 45 decibelios después de las 23:00 horas. Sin embargo, durante los conciertos, las mediciones han alcanzado hasta 85 decibelios, lo que representa casi el doble de lo permitido.
Desde el Ayuntamiento de Madrid, se ha insinuado la posibilidad de modificar la normativa para permitir un mayor margen de ruido, aunque esto contradice las declaraciones anteriores sobre la necesidad de cumplir con las ordenanzas municipales. Inma Sanz, una de las funcionarias del Ayuntamiento, ha afirmado que se seguirá exigiendo el cumplimiento de la normativa, pero también se ha mencionado la posibilidad de ajustar los horarios de los conciertos para minimizar el impacto en los vecinos.
La visión del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, es convertir a Madrid en un centro de eventos culturales y deportivos de primer nivel, como la Fórmula 1, que también generará niveles de ruido superiores a los establecidos. Esto ha llevado a la percepción de que el Ayuntamiento podría otorgar excepciones a ciertos eventos, mientras que los conciertos en el Bernabéu siguen enfrentando restricciones.
Una de las propuestas en discusión es la posibilidad de que los conciertos comiencen antes y terminen a una hora más temprana, lo que podría ayudar a equilibrar las necesidades del club con el bienestar de los residentes cercanos. Sin embargo, cualquier cambio en la normativa debe ser cuidadosamente considerado, ya que no se puede adoptar a la ligera, según algunos miembros del gobierno municipal.
El dilema del ruido en el Bernabéu también se ve agravado por la controversia en torno al rediseño del estadio. Ingenieros han señalado que no se tuvo en cuenta el impacto del ruido al planificar la remodelación, lo que ha resultado en una fachada que no proporciona el aislamiento acústico necesario. La falta de un diseño adecuado ha llevado a que el estadio no esté completamente sellado, lo que agrava el problema del ruido.
A pesar de las afirmaciones del club de que los ingresos por conciertos son mínimos, la realidad es que un solo evento puede generar más de 13 millones de euros. Los asistentes a estos conciertos no solo compran entradas, sino que también gastan en comida, bebida y recuerdos, lo que representa una pérdida significativa para el club y la economía local en general cuando se cancelan estos eventos. La situación actual del Bernabéu, con su remodelación costando más del doble del presupuesto original, plantea serias preguntas sobre la viabilidad de futuros conciertos en el estadio a menos que se encuentre una solución adecuada al problema del ruido.