La reciente muerte del Papa Francisco ha dejado una profunda huella en el mundo, conmocionando a millones de fieles y no fieles por igual. A los 88 años, el pontífice falleció el 21 de abril, dejando un legado que trasciende la Iglesia Católica y que ha impactado en la vida de muchas personas. Su última aparición pública fue el Domingo de Resurrección, donde impartió la bendición ‘Urbi et Orbi’ desde el balcón de la Basílica de San Pedro, un momento que muchos recordarán como un símbolo de su cercanía con la comunidad. Sin embargo, detrás de la figura pública se encuentra un hombre que, a pesar de su elevado cargo, nunca perdió el contacto con sus raíces familiares.
La familia del Papa Francisco ha compartido detalles sobre su vida personal, revelando que, a pesar de la distancia, siempre mantuvo la comunicación con sus seres queridos en Argentina. Mauro Bergoglio, sobrino del Papa, ha sido una de las voces que ha hablado sobre la relación que tuvo con su tío. En una reciente entrevista, Mauro expresó su sorpresa ante la noticia del fallecimiento, indicando que se enteró al levantarse para ir a trabajar. «Una noticia muy triste, no solo por ser familiar, sino para la Argentina», comentó, reflejando el impacto que la muerte del pontífice tiene en su país natal.
El Papa Francisco había estado en el hospital Policlínico Gemelli de Roma durante más de un mes, y aunque parecía que su salud estaba mejorando, sufrió un ictus cerebral que resultó en un colapso cardiocirculatorio irreversible. Mauro recordó que la última vez que hablaron fue justo después de que el Papa saliera del hospital el 23 de marzo. «Le escribí para ver cómo estaba y me dijo que se sentía mejor», relató, lo que hace que su fallecimiento sea aún más inesperado para la familia.
A pesar de su apretada agenda y de no haber viajado a Argentina desde que asumió el papado, el Papa Francisco siempre encontró la manera de mantenerse en contacto con su familia. «Nunca perdimos el contacto. Nos comunicábamos por correo electrónico», explicó Mauro, subrayando la importancia de esos lazos familiares en la vida del pontífice. Aunque su salud había sido un tema de preocupación, su deseo de comunicarse y compartir momentos con sus seres queridos nunca se desvaneció.
El legado del Papa Francisco no solo se limita a su familia, sino que también se extiende a su papel como líder espiritual. Su funeral está programado para el sábado 26 de abril a las 10 de la mañana en la plaza de San Pedro, donde se espera que miles de personas se reúnan para rendir homenaje a su vida y obra. El servicio será oficiado por Giovanni Battista Re, el decano del colegio cardenalicio, y se anticipa que será un evento lleno de solemnidad y respeto.
Mauro Bergoglio ha expresado su deseo de asistir al funeral, lamentando no haber podido visitar a su tío en vida. «He hablado con varios contactos para ver si puedo conseguir el pasaje porque no me alcanza para viajar y poder despedirlo», comentó, reflejando el dolor de no haber podido estar presente en los últimos momentos del Papa. La familia ha compartido que, según el testamento del pontífice, será enterrado en la Basílica Papal de Santa María la Mayor en Roma, en un sepulcro sencillo, sin decoraciones, con la única inscripción: ‘Franciscus’.
La figura del Papa Francisco ha sido un faro de esperanza y guía para muchos, y su partida deja un vacío en la comunidad católica y en el mundo en general. Su estilo de liderazgo, caracterizado por la humildad y la cercanía con la gente, ha marcado un antes y un después en la historia de la Iglesia. A medida que el mundo se prepara para despedirlo, su legado perdurará en las enseñanzas que dejó y en el amor que compartió con todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo, ya sea de manera personal o a través de su trabajo como líder espiritual.
La vida del Papa Francisco es un recordatorio de la importancia de la familia, la fe y la conexión humana. A pesar de su posición elevada, nunca olvidó sus raíces y siempre buscó mantener la cercanía con aquellos que amaba. Su legado es un testimonio de que, sin importar la distancia o el cargo, los lazos familiares y la compasión son fundamentales en la vida de cualquier persona.