La Basílica de San Pedro se ha convertido en el epicentro del luto mundial tras el fallecimiento del Papa Francisco. Su féretro llegó a la emblemática iglesia el 23 de abril de 2025, en una ceremonia que ha atraído a miles de fieles y curiosos de todo el mundo. Este evento no solo marca el final de una era en la Iglesia Católica, sino que también refleja la profunda conexión que el pontífice tuvo con la comunidad global durante su papado.
La llegada del féretro fue precedida por una emotiva procesión de cardenales que lo transportaron desde la Casa Santa Marta, donde el Papa residía. A las 10:30 de la mañana, el féretro fue depositado bajo el Altar de la Confesión, un lugar simbólico que ha sido testigo de innumerables ceremonias religiosas a lo largo de la historia. La capilla ardiente se ha instalado para permitir que los fieles puedan rendir homenaje al Papa, y se espera que la afluencia de personas sea masiva, especialmente en un año jubilar para los católicos.
### La Capilla Ardiente y el Velorio
Desde el momento en que el féretro fue colocado en la Basílica, se dio inicio a un velorio que se extenderá por tres días. Los fieles comenzaron a llegar en grandes cantidades, formando largas colas para poder despedirse del líder espiritual que ha guiado a la Iglesia durante años. La capilla ardiente estará abierta al público hasta la medianoche del mismo día, y reabrirá a las 7 de la mañana al día siguiente, permitiendo que miles de personas puedan presentar sus respetos.
El cuerpo del Papa Francisco no ha sido embalsamado, lo que ha generado un interés adicional entre los asistentes, quienes desean ver por última vez al pontífice. La decisión de no embalsamarlo se ha tomado para que su cuerpo pueda ser tratado de manera que se preserve hasta el funeral, programado para el sábado siguiente. Este enfoque ha suscitado un debate sobre las prácticas funerarias dentro de la Iglesia, pero también ha permitido que los fieles se sientan más conectados con el Papa en su estado natural.
La llegada del féretro ha sido acompañada por el sonido de las campanas de San Pedro, que resuenan en la plaza, creando un ambiente de solemnidad y reflexión. La multitud, compuesta por peregrinos, periodistas y curiosos, ha sido testigo de un momento que quedará grabado en la memoria colectiva de la Iglesia Católica y del mundo.
### Seguridad y Organización del Evento
Dada la gran afluencia de personas esperada, se ha implementado un riguroso dispositivo de seguridad en la zona. La entrada a la plaza de San Pedro está restringida a invitados y fieles, lo que ha llevado a la organización de un sistema de control para garantizar la seguridad de todos los asistentes. Se estima que alrededor de 20,000 personas han seguido el traslado del féretro, lo que ha puesto a prueba la capacidad de la Basílica para albergar a tantos visitantes.
La organización del evento ha sido meticulosa, con un equipo de voluntarios y personal de seguridad trabajando en conjunto para facilitar el acceso y mantener el orden. Las autoridades han hecho un llamado a la paciencia y el respeto, recordando que este es un momento de duelo y reflexión, no solo para los católicos, sino para todos aquellos que han sido tocados por el mensaje del Papa Francisco.
La importancia de este evento trasciende las fronteras de la religión. La figura del Papa Francisco ha sido un símbolo de paz, compasión y unidad en un mundo a menudo dividido. Su legado perdurará en las enseñanzas que ha compartido y en el impacto que ha tenido en la vida de millones de personas. A medida que los fieles se preparan para despedirse de él, se espera que el funeral sea un evento de gran magnitud, con líderes de todo el mundo asistiendo para rendir homenaje a un hombre que ha dedicado su vida a servir a los demás.
El Papa Francisco ha dejado una huella imborrable en la historia de la Iglesia y del mundo. Su enfoque en la justicia social, la paz y la inclusión ha resonado en muchas comunidades, y su partida marca un momento de reflexión sobre el futuro de la Iglesia Católica y su papel en la sociedad contemporánea. A medida que los fieles continúan llegando a la Basílica de San Pedro, el legado del Papa Francisco se convierte en un faro de esperanza y unidad en tiempos de incertidumbre.